CIPOLLETTI (AC).- En el municipio funcionan actualmente dos programas de contención para los jóvenes: Adolescencia Saludable y Comunidades Vulnerables, cada uno orientado a segmentos diferenciados de acuerdo a su problemática. A su vez, se creó recientemente el área de Integración y Proyección Juvenil. El objetivo es coordinar acciones y optimizar recursos.
Carlos Fernández, a cargo de este espacio nuevo, reconoció que todas las acciones que se emprendan para contener a los jóvenes "son buenas pero siempre escasas" y reconoció que muchas veces se ofrecen alternativas pensadas desde el mundo adulto y que no tienen cabida en el de los adolescentes. "Podemos brindarles espacios deportivos y quizá a ellos no les interese. Por eso nuestra idea es crear un lugar donde se puedan referenciar. Que podamos servir también de oreja para ellos", adelantó.
Quien también opinó sobre la situación fue Blanca Altamirano quien hace cuatro años está a cargo del programa Adolescencia Saludable. Para ella, los responsables de que algunos jóvenes "pierdan el rumbo o hagan cosas que a los adultos les resulta extraña", es responsabilidad de los mismos adultos.
"Nada va a cambiar si nosotros no dejamos de ofrecerles las cosas que después creemos que están mal. Porque somos nosotros quienes les creamos ese mundo. El boliche a las tres de la mañana, la oferta de alcohol, la imagen del éxito con el vaso de cerveza y el pucho, ¿quién se los da? Nosotros los adultos", reflexionó.
Por el programa pasan anualmente unos 1.000 adolescentes y preadolescentes de entre 11 y 21 años. Muchos dejaron la escuela, comenzaron con alguna adicción o les falta contención familiar. Por eso el objetivo central es la "prevención" y, como primera medida, intentar su reinserción en el sistema educativo. "No sólo significa anotarlos porque eso es fácil. Hacemos un seguimiento para que puedan avanzar y no volver a frustrarse", explicó.
Además, se realizan talleres de prevención de adicciones y de salud sexual y reproductiva. Trabajan en conjunto con el Consejo Provincial de Educación y con el hospital local. A su vez, los chicos tienen espacios individuales de atención psicológica.
En el de Comunidades Vulnerables participan unos 200 jóvenes. Su situación es "mucho más conflictiva porque la mayoría ya tiene problemas con la ley". A pesar de que algunos superan largamente los 20 años, "siguen viviendo como si fueran adolescentes porque para ellos los adultos están muy mal vistos", explicó Fernández.
Y lo que es peor. Ninguno proyecta hacia el futuro. Por eso, el primer paso es intentar "que se sientan capaces. Que pueden tener otra alternativa sobre todo relacionada con el aprendizaje de un oficio que, a mediano plazo, les permite cambiar su expectativa de vida".