Todo lo que ocurre en el mundo, desde que lo es, tiene su historia, cuya importancia y trascendencia guarda relación directa con la magnitud de los hechos. Y así ocurre con la crisis que afecta a Venezuela, Colombia y Ecuador, que nos conmueve en estos días y que los medios han difundido con detalle y crítica.
Pero veamos la historia que precede a esta crisis, a la cual está en muchos aspectos ligada.
Tras un largo proceso de guerras independentistas, y desplazados los ingleses tras los triunfos americanos en la toma de Boston por George Washington, que era comandante en jefe del Ejército Continental, se declaró la independencia el 4 de julio de 1776, creando los Estados Unidos de Norteamérica.
Los ingleses, heridos moralmente por haber perdido el más importante de sus imperios, decidieron apoderarse de América del Sur. Ya tenía capitales productivos en las Provincias Unidas del Río de la Plata y resolvieron la toma de estas tierras en sendas invasiones fracasadas en 1806 y 1807 al mando del capitán Beresford. Regresados a Londres, apelaron a la Logia Lautaro para planificar la independencia de los países sudamericanos en manos de los españoles.
Las logias eran y son una especie de clubes; son grupos muy cerrados de hombres selectos con diversas actividades: comerciantes, empresarios y altos funcionarios, entre los más destacados. Sus reuniones eran siempre secretas; lo que ahí se conversaba y se resolvía era -y lo es aún- de un absoluto hermetismo. Estaban integradas por personas reconocidas y honestas, los masones. Su denominación correcta es "francmasón", cuyo conjunto se denomina "masonería". Eran sociedades de ayuda mutua entre sus miembros; si se trataba de comerciantes, mejorando sus relaciones o generando competencias leales cuyo ejercicio optimizaba indiscutiblemente sus producciones y sus ventas. También se trataban temas de alta política, de relaciones humanas y públicas. Tenían sus ritos y sus símbolos y se reunían en lugares íntimos y casi desconocidos.
La Logia Lautaro adoptó otra táctica para la independencia de los países sudamericanos. Como sus integrantes eran elegidos y muy seleccionados por ellos mismos, resolvieron incorporar a dos militares que residían en Madrid perfeccionando sus tácticas bélicas. Ellos eran José de San Martín y Simón Bolívar. Resultó que la misión que se encargaba a ambos cobró tanta importancia, que fundó, en 1812, una filial en Buenos Aires, a la que pertenecieron -aparte de San Martín- Alvear, Pueyrredón y varios más.
La misión era desalojar a los españoles de todos los países que estaban ocupando en América del Sur; Bolívar desde su país, Venezuela, y San Martín desde el sur. Ambos lo lograron: San Martín liberó Argentina, Chile y parte de Perú y Bolívar desde Venezuela, tras liberarla el 5 de oc
tubre de 1812 y después de triunfar en la batalla de Boyacá, llegó a Bogotá y fundó la República de Colombia. Luego liberó Ecuador y el norte de Perú.
Ahí se encontró con San Martín y tuvieron la famosa reunión de Guayaquil, donde se supone que trataron la gran misión encomendada por la Logia Lautaro: crear los Estados Unidos del Sud.
Nunca se conoció lo ahí tratado, como buenos masones que eran, y se supone que tal misión fracasó, porque tras Guayaquil San Martín se exilió en Francia y Bolívar regresó a su tierra luego de su larga y heroica gesta, pero con la frustración de no haber concretado el mandato de la logia inglesa.
Todo lo que aquí está resumido es producto de una exhaustiva investigación efectuada por un hijo de Mario Vargas Llosa y otros autores que se publicó hace doce años en un libro titulado "Manual del perfecto idiota latinoamericano".
Así llegamos a los tiempos modernos. En la República de Venezuela, con la más más atroz corrupción, miembro de la OPEP y con una población sumida en la pobreza, llegó al poder mediante un golpe de Estado un militar llamado Hugo Chávez quien, tras un pretendido "mani pulite" se postuló y ganó la presidencia por las urnas. Una vez en el poder auténtico, asumió el reto lautariano a su prócer nativo y su primer acto fue cambiar el nombre de Venezuela por el de "República Bolivariana de Venezuela" y rubricar su proyecto colocando un enorme óleo de Simón Bolívar en su despacho del palacio Miraflores.
El grotesco pero inteligente Chávez se pone una camisa roja y una gorra militar, se une a Fidel Castro, a Daniel Ortega y a Rafael Correa y pregona que reinstalarán el comunismo en el mundo.
Y ahora el futuro. Sabe que el mandato de la logia en los tiempos actuales es imposible, pero adopta el modelo chino logrado por ese país tras la muerte de Mao: la reforma constitucional de 1972 -política comunista y economía de mercado, con enorme desarrollo y proyectado al mundo-. Lo grita a voz en cuello y lo cumple, porque a pesar de sus diatribas contra el "Imperio" un tercio de su economía depende de Estados Unidos, ya que únicamente en las refinerías de Houston pueden procesar su denso petróleo a cambio de un tercio de su producción.
Chávez no quiere la guerra. Compró con 5.000 millones de dólares una gran cantidad del más sofisticado armamento para impresionar como gran potencia bélica y para armar a las FARC, a las que también provee de millones de petrodólares. Sabe que las guerras traen hambre, muerte y dolor; entonces, ¿cómo cumplirá el compromiso bolivariano de unir los países latinoamericanos? No los invadirá, los comprará pagándoles parte o todas sus deudas externas, mantendrá sus campañas políticas con sus maletines repletos de billetes verdes, intercambiará comida para sus vacías góndolas por fuel oil, como ya lo está haciendo con nuestro país a través de sus gobernantes adictos, y seguirá hablando de tres fantasías faraónicas: el mega-gasoducto panamericano, el Banco del Sud y la moneda única.
Ya tiene seis países adictos, aparte del suyo: Nicaragua, Cuba, Ecuador, Perú, Bolivia y Argentina. Y tres imposibles: Chile, con una economía brillante, muy bien pertrechado militarmente e integrante del ALCA; Uruguay, con un pie en el ALCA, y Brasil, la novena economía del mundo, que ya está invitado al G8 y no es adicto a su vecino. Paraguay no tomó una decisión aún.
¿Podrá concretar Chávez el mandato bolivariano? La única posibilidad factible sería hacerlo con sus "barriles" de petrodólares.
Hay que tener en cuenta que está bastante desprestigiado por la pérdida del "referéndum" para perpetuarse en el poder, a pesar de una fraudulenta elección y de que se haya comprobado su relación logística y económica con las FARC. Si se probaran técnicamente esos hechos, sería denunciado por Uribe ante la Corte Penal Internacional de La Haya, por apoyar a un grupo terrorista que viola los derechos humanos mediante secuestros y crímenes de lesa humanidad. Y si llegaran a sancionarlo, sería su muerte política.
RUBÉN E. CISNEROS
Médico jubilado. Neuquén