Domingo 30 de Marzo de 2008 Edicion impresa pag. 36 > Sociedad
CURIOSIDADES PATAGONICAS: Represalia en la frontera y una cruz en cerro Yerio

" En la memoria de Juan José. El último hijo vivo de Cecilio Yerio (desde fines de 1905 comisario en Junín de los Andes) es Juan José (Toto) Yerio, el más joven de la prole de aquel pionero regional. En sus narraciones que apuntó -algunas semanas atrás- su hija Aluminé, brotó un incontenible caudal de información, imposible de resumir, como fueron las varias de las acciones que emprendió contra el bandolerismo que actuaba en la zona limítrofe cordillerana (que amplía o agrega detalles de lo dicho en expedientes y diarios consultados). En otros casos, la información induce revelaciones que necesitan más precisión, como la que refiere una acción que Yerio debió emprender por mandato judicial en Tequel Malal ante una denuncia de usurpación de tierras a una tribu y que era "cierto porque don Jarred (Jones) había arrimado pilchas con la cacica". Además de una revelación familiar, y no efectuar desalojo alguno "porque la zona era próspera", el relato aludido concluye en que Yerio mantuvo con el texano Jones una larga amistad.

" Bandidos en el Filo Hua Hum. Cuando se escriba la fuga del prófugo Martín D. Bresler, quedará señalado como el lugar donde lo alcanzó -en plena fuga- una nevada a fines de mayo de 1916 y el evadido produjo el casi mítico salvataje de sí mismo, matando y eviscerando a su caballo para meterse dentro de la carcasa de sus costillares. Desde mucho tiempo antes, el Filo Hua Hum era un dominio de una familia (Vázquez) metida en problemas por estar acusada de pillaje y traspaso a Chile de ganado ajeno. Cuando Cecilio Yerio actuó en el Filo, no le fue bien y salvó milagrosamente la vida. Sobrevivió y volvió al lugar para una represalia, según contó su último hijo vivo (y se lee más abajo). Claro que más allá del regreso del comisario y su éxito, la persistencia de los Vázquez, años después, pudo más. La Prensa del jueves 11 de enero de 1912, con el ante título "Río Negro" por el origen de la noticia pero se refiere a un suceso de Neuquén, trascribe el siguiente telegrama: "Bariloche, enero 10. Informan desde Filo Hua Hum que el comisario de San Martín de los Andes Schieroni, secuestró en poder de Salustiano Vázquez, cuatro vacunos, treinta y cinco yeguarizos, ciento treinta lanares y ciento cincuenta cabras con diferentes marcas y señales, de dueños diversos y lejanos, dispuestos en una rinconada para enviar a Chile".

" Tiroteo en el filo. Dice Aluminé Yerio: "Parece que estos Vázquez (del filo Hua Hum) eran unos forajidos que vivían del pillaje a los vecinos y del contrabando a Chile. En la primera entrada de mi abuelo (por Cecilio Yerio), los Vázquez lo envenenan. Estuvo entre la vida y la muerte como tres días y lo salva su asistente que le venía dando no sé que pócima o yuyo y lo saca de tiro de caballo en la noche hacia Junín. Una vez recuperado pide refuerzos...y se organiza una emboscada. Cuando los Vázquez se encuentran cenando a la orilla del fogón, las fuerzas policiales los rodean, les pide que se rindan...éstos responden a tiros y son acribillados todos.

" El aneurisma fatal. Cecilio Yerio murió a los 67 años, el 16 de setiembre de 1943, "...por algo que hoy es bastante fácil de detectar: un aneurisma , cuando estaba siendo dado de alta de una operación de apendicitis...", señaló su nieta Aluminé. Años después, sus descendientes reunidos en la estancia La Argentina, en la orilla rionegrina del Limay, treparon un cerro llevando una cruz que clavaron en la cumbre en su memoria.

" Toponimia y cerro Yerio. Por Cecilio, el apellido Yerio quedó eternizado en la toponimia regional y sus coordenadas son 40.73º de latitud sur y 70.98º de longitud oeste, punto elevado en la superficie de la estancia La Argentina, establecimiento que erigió el que fuera comisario de Junín de los Andes. Su gran casco desapareció bajo las aguas de la represa Alicurá, y sucedió lo mismo con parte del campo. De lo salvado una parte conservan los descendientes y otra pertenece a una sociedad belga. Todavía hoy, el cerro Yerio conserva la cruz que fue plantada hace más de seis décadas.

 

FRANCISCO N. JUÁREZ

fnjuarez@sion.com

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