Domingo 30 de Marzo de 2008 Edicion impresa pag. 33 > Sociedad
Cipolletti declara la guerra a la venta de alcohol
Preocupa el alto consumo por parte de los jóvenes. Limitarán cantidad de negocios que vendan bebidas.

CIPOLLETTI (AC).- Esta vez va muy en serio. Por iniciativa del Poder Ejecutivo se está analizando la redacción de un proyecto que, sobre tablas, el Concejo Deliberante sancionará en ordenanza -el oficialismo tiene amplia mayoría- que limitará a su mínima y luego de inspecciones de rango severo la cantidad de comercios de venta de bebidas alcohólicas. En referencia a despensas, verdulerías y negocios afines el intendente Alberto Weretilneck ayer fue terminante: "donde se venda una lechuga o una manzana no se podrán vender bebidas con alcohol".

Con sus 80.000 pobladores, hay en esta ciudad casi 500 locales habilitados para comercializar mercaderías diversas incluyendo bebidas con distintos grados de alcohol etílico. Uno cada 150 personas, dato que estaría colocando a Cipolletti en la línea de las comunidades de consumo preocupante, porque una gran proporción es la franja infanto juvenil y media, de los 13 hasta los 24 años.

La calle Mengelle, de 2.000 metros de extensión, que nace en la rotonda de la avenida Fernández Oro y termina en la avenida de Circunvalación, es la que presenta la mayor cantidad de negocios que incluyen venta de alcohol. Otra es la Esquiú, con la mitad de extensión de Mengelle y ubicada frente a uno de los barrios que se plantean conflictividad, en particular con menores.

La dirección de Bromatología, Administración y Control de Acción Social que conduce Roberto Bichara procedió al cierre, el sábado, de una verdulería porque se comprobó que vendía bebidas alcohólicas sin autorización. "Este es el comienzo de la mano dura", sentenció ayer un funcionario.

La información que entregó Weretilneck sobre la ordenanza en ciernes fue en el transcurso del programa que por LU19 comparte todos los sábados con los vecinos, porque recibe y responde consultas de variopinta índole. Varias personas, ayer, sacaron a relucir el tema de la ingesta alcohólica de parte de menores y dos en especial aludieron al expendio a chicos menores en locales aparente

mente no habilitados, aunque sin dar datos de ubicación geográfica, aunque se supo que serían de la zona norte, y también del Puente 83, barrio que se levanta hacia el sur del puente del mismo nombre ubicado sobre el canal de desagüe, en la ruta provincial 65, el límite este con Fernández Oro.

Por lo pronto, uno de los problemas más graves que afrontan los vecinos es el de l delito contra vida y bienes, emparentado directamente clon el alcohol. Otro, los grupitos de chicos y chicas -de todo nivel social- que con mucho alcohol en sangre, en especial los fines de semana, a la salida de los boliches, en la "previa" -la ingesta en plazas veredas y rincones tipo guaridas urbanas- o directamente por las calles y paseos agreden de palabra y muchas veces de hecho a gente común que pasea con sus hijos, su pareja o amigos.

En la nueva ordenanza se contemplará un relevamiento exhaustivo de los comercios, una limitación a los que venden bebidas con alcohol en la parte urbana y rural del ejido, más rigor punitivo, trabajo conjunto entre inspectores municipales y policía y -esto está en proceso de decantación para una redacción justa- hasta multas a padres por los desmanes que provoquen sus hijos alcoholizados. Una recorrida rápida ayer por cuatro barrios, y consultas en comercios pequeños que venden alcohol, arrojó como respuesta que nunca la ventra es a menores, y sí a mayores de edad. "Ah, sí. Y vean qué hacen esos mayores con la cerveza", disparó una señora que habló con los periodistas en el marco de la recorrida. "Salen, dan una vuelta y se la dejan a los pibes que le dieron la plata", completó la vecina.

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