Tres sintéticas reflexiones acerca de la protesta inédita del campo por el aumento de las retenciones:
" La metodología del corte es una modalidad impuesta en la sociedad argentina desde hace varios años. Desde la racionalidad, la gran mayoría critica este método por provocar inconvenientes a terceros ajenos al conflicto, pero todo el mundo -incluidas autoridades gubernamentales y judiciales- llegado el caso practica esta modalidad, la permite o la consiente. Debiéramos reflexionar ante esta conducta dañina que nos deteriora como sociedad madura que pretendemos ser; más aún cuando no son los desposeídos y desocupados del 2001, que utilizaban esta metodología para hacerse visibles al resto de la sociedad.
" La protesta en sí del campo no es sólo por el aumento de las retenciones. Es cierto que, en el caso de la soja, imprevistamente se las llevó al 44%, lo que importó un cambio en las reglas de juego cuando ya se está sobre la cosecha y con todas las contrataciones efectivizadas. Las medidas tomadas hasta ahora no apuntan a promover la producción agropecuaria. Obsérvese que se están faenando vacas madres en un porcentaje que impide el crecimiento sostenido de la ganadería. Además, se está generando concentración en la actividad agrícola, con la aparición de frigoríficos exportadores, pool de siembra, etcétera. Pareciera que las medidas sólo tienen un sentido fiscalista; más aún en la soja, que no se consume internamente. Ante esta situación, se requiere de manera urgente bajar los decibeles, suspender los calificativos agraviantes y empezar un diálogo sin resentimientos ni ideologismos con los distintos representantes del campo, cuyo tratamiento, seguramente, deberá ser diferencial por regiones y sectores.
Las condiciones internacionales siguen alineadas para que la Argentina pueda continuar teniendo un crecimiento sostenido, por lo que sería imperdonable persistir en este conflicto que, además de poder hacernos perder esta oportunidad histórica, podría hacer renacer viejas antinomias estereotipadas.
" Sin embargo lo más grave, a mi criterio, es el sistema económico que se está imponiendo. El diseño produce una concentración en el gobierno central de los fondos recaudados que, al no ser coparticipados, generan un cuadro violatorio del sistema federal. Un interior pobre y mendicante y un centralismo con poder político y económico son la consecuencia del sistema impositivo y de retenciones implementado; ello, con todos los efectos que de él derivan. El sistema unitario termina disponiendo sobre vida y milagro de la gente por teléfono, desde una oficina de Buenos Aires. El sistema federal posibilita de mejor manera empleo, arraigo poblacional y -por ende- desarrollo de los pueblos y ciudades del interior. Como lo indicamos en el primer párrafo, debiéramos intentar evitar lo expuesto.
HUGO RAÚL EPIFANIO
Especial para "Río Negro"
(*) Abogado. Ex ministro de Gobierno de Río Negro