Apenas se dio vuelta el reloj de arena tras el discurso de anteayer de la presidenta Cristina Kirchner, las cuatro entidades del campo se unificaron detrás de un objetivo: No dejar fisuras, no "morder el anzuelo" de la división que trató de provocar el oficialismo que -durante las 15 jornadas de paro- machacó con referencias sobre los diferentes intereses económicos que tienen los representados por las asociaciones.
"La unidad del campo es total", salió a afirmar a primera hora de la tarde un vocero de la Sociedad Rural Argentina (SRA).
Al mediodía había concluido una reunión del Consejo Directivo de la más tradicional de las entidades. "Hay que fijar una posición común del sector", fue la conclusión de la conducción de la Sociedad Rural tras mantener conversaciones con los líderes de las otras tres entidades (Confederaciones Rurales Argentinas, Federación Agraria y Coninagro). Por una puerta lateral, para sortear la consulta de la prensa, partieron en un par de autos el titular de la SRA, Luciano Miguens y el vicepresidente Hugo Biolcati.
Por un lado los rostros reflejaban tensión acerca de cómo algunas de sus pares -especialmente CRA y Federación Agraria- podrían encolumnar a las bases que seguían cortando rutas.
El otro temor era evitar la fragmentación que trataría de forzar el gobierno. En este punto, el acuerdo consistió en que si bien no se pueden dejar de reconocer realidades económicas distintas, una revisión de la política agropecuaria debe incluir -aunque en diferentes dimensiones- a todas las capas del campo. Es decir, que aunque haya algunos más ganadores que otros, nadie salga perdiendo. El otro consenso interno fue buscar como interlocutor a un integrante concreto del gobierno para no diluir las gestiones. El nombre -más por decantación que por elección- fue el del jefe de Gabinete, Alberto Fernández.
Con el ministro de Economía Martín Lousteau (más allá de tener que participar de las reuniones formales) las relaciones habían quedado fisuradas; en tanto la figura del secretario de Agricultura, Javier de Urquiza, hace mucho tiempo está diluida. "No podemos entendernos con las segundas líneas porque todo termina en los Kirchner o en el secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno, se sinceró días pasados Néstor Roullet, autoridad máxima de CRA.
Puertas adentro, a las tres de la tarde la sede de la Sociedad Rural de la calle Florida, al lado del paquete café Richmond, lucía vacía. La primera plana de la entidad nacida en 1866 participaba de la reunión donde se instaría al diálogo.
En la céntrica peatonal la gente hablaba poco de las razones del campo. La "caja" del gobierno y la corrupción eran los temas dominantes.
CLAUDIO RABINOVITCH