NEUQUÉN (AN).- Nadie puede encontrar el por qué, pero realmente es así. El baño, ya sea de una casa o de un restaurante, es el espacio preferido de las mujeres para las grandes revelaciones. Entre sus cuatro paredes los secretos y las confesiones se liberan; se dice todo lo que haga falta y lo que no haga falta también.
En el baño de la casa de una mujer que cumple sus 70 años, sus tres hijas repiten la escena. Adriana, Gaby y Cruz, son los personajes centrales de la obra "Verona" de Claudia Piñeiro, ganadores del Premio Clarín 2005 por su novela. La pieza de un fino pero desopilante humor, plantea una temática común a casi todos los hijos que superan los 40 años con padres ancianos. "Verona" es una producción conjunta de las compañías teatrales Atacados por el Arte y PatAAgónica y se presentará hoy, a las 22, en La Caja Mágica de Cipolletti, ubicada en Roca 381.
"Es un espectáculo con mucho humor, es una comedia lo más parecida a aquellas de Darío Vittori. Es una comedia dramática, pero le dimos todavía una vuelta de rosca más para que fuera más comedia que drama. Cuando la leí, fue la que más me gustó. Pero fundamentalmente me interesó porque apenas comencé a leerla me di cuenta de que ya tenía las actrices para esa obra. No es común que esto suceda. Mientras iba leyendo me convencía cada vez más de que había aspecto de estas tres actrices que fácilmente cuadraban con los personajes"; comentó Jorge Onofri, director y actor de "Verona".
Cada una de las hermanas, interpretadas por Gabriela Díaz, Ileana Brotzky y Liliana Godoy, llegan al baño por motivos distintos y simples. Una vez allí la charla va desde los comentarios sobre la fiesta, a un episodio ocurrido, y lentamente va encaminandose a los secretos más oscuros, a las recriminaciones antiguas que envenenan el alma; a las grandes revelaciones que finalmente terminan en el gran interrogante: ¿qué hacemos con mamá?
Adriana, la hermana mayor, es quien está a cargo de su madre. Casada, con hijos adultos, juega al bingo en secreto y su matrimonio en crisis la llevó a tener un amante y a divorciarse. Cuando sus hermanas conocen este secreto, se desencadena el conflicto.
Gaby, la hermana del medio, es la madre pituca que vive en un country y que su buena vida le insume demasiado tiempo como para poder hacerse cargo de su madre. Cruz, la menor de todas, es solterona y excesivamente dedicada a su profesión y a su trabajo; ella no ha generados vínculos afectivos ni familiares porque su realización personal es más importante que todo.
El geriátrico aparece como opción y solución. Es hora de que entre en escena el cuarto personaje, el hermano varón, radicado hace años en Italia, que regresó por primera vez para estar con su madre en su cumpleaños. Durante el transcurso de la obra, su presencia se hace evidente con golpes en la puerta pidiendo entrar o que sus hermanas salgan porque tiene un anuncio muy importante para hacer.
El telón se baja y el público se retira satisfecho de haber reído con ganas.
El tema central de la obra es denso y muy sensible para muchas familias. Sin embargo, Claudia Piñeiro logró manejarlo con maestría a través del humor.
Piñeiro es escritora, guionista de tevé, dramaturga y colaboradora de distintos medios gráficos. Su obra obtuvo varios premios nacionales e internacionales. Su novela "La viuda de los jueves" recibió el Premio Clarín otorgado por un jurado integrado por Rosa Montero, José Saramago y Eduardo Belgrano Rawson. En teatro escribió "Cuánto vale una heladera" y "Un mismo árbol verde".