El debate sobre la despenalización de la tenencia de drogas para consumo irrumpió en la escena nacional en el momento menos esperado y no logra hacer pie por un virtual "pecado de origen".
Los celos e intrigas de palacio, las imprecisiones en los planteos oficiales y la persistente ineficacia estatal para perforar el muro de pobreza estructural generaron un escenario propicio para que la discusión deambule sin destino.
El ministro de Justicia, Aníbal Fernández, irrumpió con una idea personalísima que generó recelos en el gabinete y puso en un lugar incómodo al oficialismo: impulsó un cambio en la "ley de drogas" para que la tenencia para uso personal no sea delito.
La propuesta, así planteada, obligó al funcionario a aclarar que no propugnaba la "droga libre" y a anunciar la creación de una comisión de "expertos" que debía debatir las mismas cosas para las que fue creada otra comisión, pero en la órbita del organismo natural de esa temática: la Secretaría de Lucha contra la Drogadicción y el Narcotráfico (Sedronar).
De esa oficina hace más de 15 días que la agencia DyN intenta sin éxito conseguir alguna declaración oficial, pero su titular, el ultrakirchnerista José Ramón Granero, prefiere el silencio, aunque no desmiente versiones de desacuerdos con Fernández a quien se le acusa hasta de querer vaciar esa repartición.
Mientras tanto, las "Madres en lucha contra el paco" no paran de denunciar que día a día más y más niños y adolescentes, en su mayoría pobres, caen en la pasta base de cocaína, un veneno que mata o -literalmente- descerebra a la velocidad de un parpadeo.
Las propias estadísticas oficiales que Fernández esgrime hablan de un constante aumento de los decomisos de drogas que realizan efectivos de las policías nacionales y provinciales y las caídas en serie de "cocinas" de estupefacientes.
El gobierno repite las mejoras en los indicadores sociales, pero reconoce que aún no logró disipar los manchones de pobreza extrema que salpican el país y, sobre todo, el conurbano bonaerense.
La desocupación y la indignidad transmitidas como única herencia desde el abuelo al nieto en las barriadas del conurbano profundo generan las condiciones suficientes para que la droga se convierta en la unidad de uso y, sobre todo, de cambio.
Desde todos los ámbitos profesionales dedicados a la problemática de la drogadicción y el narcotráfico advierten que la ley actual es "perfectible", pero señalan que antes de modificarla se debe reunir una batería de medidas para contener a todos y cada uno de los que son víctimas de ese flagelo.
Las clases media y alta urbanas suelen tener un contacto social y hasta lúdico con las drogas -sobre todo las blandas, como la marihuana- y cuando su utilización se convierte en peligrosa encuentran fórmulas de resolución, vía internación voluntaria o compulsiva en institutos privados o públicos.
Sin embargo, son los sectores más desprotegidos los que terminan siendo víctimas extensas de las drogas, ya que el descontrol de la adicción los suele encontrar sin reacción familiar ni social para sobrevivir.
FACUNDO CHÁVEZ RODRÍGUEZ
DyN