Jueves 27 de Marzo de 2008 Edicion impresa pag. 51 > Cultura y Espectaculos
El día en que el lobo dejó de ser feroz
Sábado y domingo se presenta la obra "El lobo Rodrigo". Los títeres cuentan una historia donde todo es diferente.

NEUQUEN (AN).- El cuento de Caperucita roja, pero al revés. El lobo encontrará a la niña en el cruce de los caminos que conducen a la casa de la abuela, pero no intentará engañarla. "El lobo Rodrigo" es un lobo bueno y es el título de una obra de títeres que se presentará este fin de semana en Cipolletti y Neuquén.

La titiritera solista Mónica Segovia dará vida a estos personajes en una nueva versión del clásico Caperucita Roja en la que los protagonistas actúan roles diferentes y eso desencadena una serie de inesperadas y divertidas situaciones.

La obra se presentará el sábado a las 18 en la Caja Mágica de Cipolletti, ubicada en Roca 381 y el domingo en el mismo horario, en la Escuela de Títeres de Neuquén, sita en Anaya y Planas. La función de Neuquén, coincide con el comienzo del ciclo "Parapibes", organizada por el Parapibes Club que anualmente despliega magia en espectáculos infantiles.

"La obra plantea qué pasa cuando el lobo es bueno y nadie le cree, basado en el cuento tradicional. Es una historia muy simpática y que emite un mensaje de atrevernos a cambiar la historia, cuando nos molesta, cuando

sentimos que no funciona. Animarnos a cambiar la historia y la realidad", explicó Mónica Segovia.

En esta historia no se plantea la antítesis de lobo bueno y caperucita mala. Caperucita es una niña malcriada que no escucha, que se quedó en el personaje de la caperucita víctima y no acepta que ese lobo sea distinto. "La obra plantea esa manía que tenemos de llevarnos por los prejuicios de que todos los lobos son malos y todas las caperucitas son buenas, y no es así. La realidad es muy variada y tenemos que liberarnos de esos prejuicios que nos llevan a interpretar equivocadamente la realidad", continuó la titiritera.

"El lobo Rodrigo", con personajes creados en goma espuma y con las técnicas del títeres de boca, de guante y de varilla, recorre un camino lleno de situaciones divertidas, disparatados y con mucho humor y ternura lleva a los niños a aprender a no juzgar apresuradamente, a que la historia puede ser diferente a como la cuentan o como siempre se conoció. La titiritera es por momentos, un personaje más de la obra. Interactuando con el público y completando la escena con fragmentos teatrales.

Mónica Segovia comenzó hace 21 años en Bariloche a estudiar el arte y los secretos del teatro. En ese camino, se cruzó con el reconocido titiritero Alejandro Koconós, fue en ese instante en que enamoró perdidamente de los títeres y definitivamente su trabajo tomó otro rumbo.

Optó por se artista solista porque le fascina la autonomía y libertad que le da ser su propia y única directora, creadora y titiritera. Confiesa que sólo le quedan pocas provincias por conocer y hacia donde llevas sus historias y sus muñecos y consustanciada con su trabajo, desde hace ocho años organiza el Festival Nacional de Titiriteros Andariegos en Bariloche.

"Lo que más me sedujo de los títeres es lo fantástico, lo mágico que tienen. Ellos tienen una presencia que es metafísica, con su presencia generan una atracción, una fascinación en el público que yo siento que es mucho mas poderosa que en el teatro. Son seres que adquieren vida propia, que pueden tener cualquier forma y son absolutamente libres de hacer cualquier cosa", sintetizó la titiritera.

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