| Sin tierras El de Bertoya fue el primer ministerio en ser confirmado por Sapag. Meses antes de asumir, se sabía que la cartera a cargo del ex intendente de El Chañar se denominaría Desarrollo Territorial. Fue Sapag el que, al otro día de consagrarse en las elecciones, destacó la importante función de Bertoya para, entre otras labores, ocuparse de la política de tierras que se debería aplicar para el desarrollo de los sectores que, se creía en aquel momento, iban a ser irrigados por los acueductos Mari Menuco y Los Barreales. Incluso de allí el nombre del ministerio. O el gobernador se arrepintió o interpretó que con las negociaciones por el reparto de plata a las comunas tenía suficiente, porque tierras y recursos hídricos no dependen del ministerio de Bertoya, sino de Recursos Naturales, a cargo de Guillermo Coco. Fue el ex intendente, en una reunión con diputados, el que explicó que Desarrollo Territorial se ocupa, entre otras cosas, de las municipalidades, producción y turismo, y no de la política de tierras de la provincia. ¿Nada más? En la reunión de comisión legislativa a la que fue invitado el ministro Bertoya, los diputados de la Concertación intentaron poner incómodo al funcionario, recordándole su pasado cercano al ex gobernador Jorge Sobisch. Bertoya pidió paciencia al Poder Legislativo, ya que -dijo- "sólo llevamos 100 días en el gobierno". Hubo risas que nadie se molestó en disimular y el presidente del bloque de la Concertación, Eduardo Benítez, que estaba sentado a su lado, le recordó su historia política reciente. "Vamos Ministro, vamos...", dijo Benítez, como para corregirle que dentro de esos 100 días no contabilizó sus años de intendente en El Chañar y su trabajo codo a codo con Sobisch. "Bueno, técnicamente, llevamos 100 días de gestión", reconoció Bertoya, aunque el ahora ministro se refirió a los meses que llevó la transición de gobierno. Los funcionarios "reciclados" por Sapag evitan hablar del pasado. Impune La clase política provincial ya no se caracteriza por una superpoblación de abogados o médicos, como ocurrió en otras épocas. Siguen participando, pero ahora se sumaron otros sectores, como se refleja en la Legislatura. Docentes, comerciantes, gremialistas, dirigentes populares y otros referentes de distintos sectores sociales alcanzaron una banca, dejando sólo dos en manos de abogados. Incluso, los diputados que no estudiaron derecho reniegan de los abogados y es habitual que realicen aclaraciones respecto de su condición. "Afortunadamente, no soy abogado" es una frase que en tono negativo se repite. Paradójicamente, el no ser abogado también es una excusa: "Desde mi desconocimiento del derecho, opino que...", se reitera casi con la misma frecuencia. El más sincero de todos es Horacio Rachid que asegura no ser abogado, sino "impune", una condición que le permite hablar de cuestiones legales con mayor soltura. Olor a... Se debatían los pedidos de juicio político a los vocales del TSJ en la Legislatura. En el plenario de comisiones quedó claro que las dos primeras minorías, el MPN y La Concertación, acuerdan en el procedimiento para realizar los enjuiciamientos. Tal es así que Marcelo Inaudi aseguró: "Hay olorcito a juicio político". José Russo, el titular del bloque del MPN, lo secundó en el tema del olor y desde Apertura Popular, Rachid corrigió a medias, ya que el no olía a juicio, pero si a "responsabilidad" para responder a la sociedad. El que no quiso saber nada de olores y, a modo de desodorante ambiental irrumpió en el debate fue Hugo Gonçalves. El zapalino de Alternativa dijo: "Acá no hay olor, acá hay miedo a decidir que se haga o no se haga el juicio". Es que el diputado, que luego votó junto al resto de los integrantes del plenario, cuestionó el nuevo aplazamiento que implica haber pasado la definición técnica respecto de la procedencia de los pedidos para la semana próxima. (AN)
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