SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Ayer, en una jornada agradable y soleada, los ocho artistas plásticos que se reunieron en el Centro Cívico en el Noveno Encuentro de Escultores trataban de concluir sus obras con gubia y lija, porque las formas y motivos ya estaban bien definidos.
La tarea de los artistas comenzó el jueves y permitió que una multitud observara los trabajos, los primeros días a prudente distancia, porque la aproximación a las formas se realiza con motosierras, y las astillas vuelan a varios metros de los troncos. Algunos ya comenzaron el sábado con las tareas más finas, donde las lijadoras, pulidoras y gubias fueron herramientas protagonistas, pero otros continuaban ayer tratando de definir su motivo, porque la calidad de los rollizos les jugó una mala pasada.
El inspirador y mentor de estos encuentros es José Luis Mezquida, un escultor local que participó en los nueve encuentros, y en esta ocasión creó una figura de dos cuerpos unidos por la boca, que por decisión de los espectadores aceptó denominar "El beso".
Luis Gamba es un bonaerense nacido en Tigre que cruzó el Río de la Plata hace 15 años, y por eso algunos lo llaman "el uruguayo". Es la primera vez que participa en un evento de este tipo, junto a otros escultores y sin competencia de por medio, pero empuñó con decisión su motosierra y ayer redondeaba una importante escultura sobre un tronco de coihue de más de un metro de diámetro.
Ayer por la mañana, trabajando todavía con maza y gubia, Gamba daba vida a un grupo de animales, entre los que se distinguía una cierva con su cría y un enorme águila.
El artista local Gabriel Materyn es técnico ortopedista, pero ya participó en varios encuentros. Ayer, por problemas con su motosierra, todavía trabajaba en su coihue para darle forma, mientras modificaba y pulía un trabajo anterior.
También denunció problemas para avanzar en su proyecto y realizar su tarea Hernán Roldán, pero convirtió sus contrariedades en creación intelectual, y ayer pulía una enorme tortuga sentada, a la que llamó "La Lentitud".
Rafael Stoppoloni, también de Bariloche, presentó su obra como "La Memoria", y es el cuerpo de una mujer sentada y pensativa a la que le falta un trozo de su cráneo. "En realidad me tocó un rollizo podrido, pero pienso que la obra y el título viene bien para evocar lo que quisieron que pasara un 24 de marzo".
El angosturense Francisco Acosta volvió a presentarse, esta vez acompañado de su
hijo Gustavo, con quien quiso compartir la autoría de su creación, un becerro a quien ataca un puma con sus enormes garras. "Tengo que decir que es media escultura porque la mitad del tronco salió podrido y lo tuve que cortar".
También participaron la artista local Nadia Guthmann y el escultor rosarino Fabián Rucco, veterano de estos encuentros de Semana Santa.
Vale aclarar que en esta oportunidad no se utilizaron rollizos de pino insigne, sino enormes troncos de coihue, de hasta 1,30 metro de diámetro, que Parques Nacionales tenía y los facilitó, con la ambición de dar vida a madera muerta.
En la plaza Expedicionarios al Desierto del Centro Cívico se dieron cita también un grupo de artesanos que presentaron y ofrecían sus creaciones a residentes y turistas, mientras los escultores desempeñaban una tarea que podría definirse como elaboración de arte a la vista.
El evento, denominado Noveno Encuentro de Escultores de Semana Santa, fue organizado por la Secretaría Municipal de Cultura y auspiciado por varias empresas. No es un concurso, ni hay premios primeros o segundos. Para los creativos que participan del Encuentro, el mayor premio es saber que sus obras estarán expuestas en lugares de gran concentración pública.