El paro del campo comienza a generar preocupación en las altas esferas del Ejecutivo.
Siente que el conflicto se le está yendo de las manos. Y no es para menos. Las entidades agropecuarias, lejos de dejarse amedrentar por las presiones del gobierno, profundizan las medidas de fuerza con más adhesiones y cortes en distintos puntos del país.
El silencio de Cristina de Kirchner no ayuda a salvar la situación y la aparición de Moyano en el conflicto complica aún más una posible salida. Los efectos ya comenzaron a tomar forma en las góndolas: desabastecimiento y alza de precios sobre determinados productos claves de la canasta.
Con las retenciones móviles el Estado pasa de ser "socio" en las ganancias de la producción a ser el "dueño" del negocio, tal como lo señala un reciente informe de Econometría. Un dato no menor.
Para colmo, la semana cerró con fuertes pérdidas para los commodities del agro. Se desplomaron, avanzando hacia la mayor baja semanal en más de 50 años. La soja perdió 14% en solo siete días y los futuros en Chicago prevén recortes superiores al 20%.
El gobierno tiene previsto sacrificar al secretario De Urquiza y buscar compensar a los pequeños productores con la suba de las retenciones, a cambio del levantamiento de las medidas. El campo va por más, por lo que considera que le corresponde.
Redacción Central