PEKIN. - China acusó nuevamente ayer al Dalai Lama de querer "tomar como rehén a los Juegos Olímpicos" y prometió derrotar a su "camarilla", trece días después del estallido de los disturbios en Lhasa, capital tibetana.
"En 2008, el mundo entero espera con impaciencia los Juegos Olímpicos, pero la camarilla del Dalai Lama quiere tomar como rehén a los Juegos y forzar al gobierno chino a ceder en la cuestión de la 'independencia del Tíbet'", afirman en sus editoriales el Diario del Pueblo (órgano del partido Comunista Chino), el periódico del Ejército Popular de Liberación y otros rotativos.
"Poco importa que el Dalai Lama y sus seguidores se camuflen detrás del pretexto de la 'paz' y de la 'no violencia'; sus actividades de sabotaje que persiguen la separación están abocadas al fracaso", advirtieron los diarios del régimen.
La prensa alude a varios incidentes violentos que se habrían registrado durante los últimos 50 años para convencer a los lectores de que el discurso de la no violencia defendido por el Dalai Lama constituye "una mentira de principio a fin".
El líder del gobierno chino de Tíbet, Qiangba Puncog, aseguró que las "fuerzas secesionistas" deben ser aniquiladas en la región con el fin de garantizar el éxito de los juegos, informó la agencia de noticias estatal Xinhua (China Nueva).
El martes, el primer ministro, Wen Jiabao, ya había acusado al Dalai Lama y a su "camarilla" de querer sabotear los Juegos Olímpicos, cuyo comienzo está previsto el 8 de agosto en Pekín. El Dalai Lama respondió desde Nueva Delhi que estas acusaciones "carecen de fundamento". "Siempre apoyé que los Juegos Olímpicos deberían celebrarse en China", añadió.
Esta nueva ola de acusaciones contra el líder espiritual tibetano precede al encendido de la llama olímpica, el lunes, en la Olimpia griega. Luego está previsto que pase por Lhasa antes de llegar a Pekín, aseguraron esta semana las autoridades chinas.
En su tradicional misa de Pascua en la plaza de San Pedro, Benedicto XVI urgió ayer a hallar "soluciones que salvaguarden el bien y la paz" en aquellas regiones del mundo agitadas por la violencia, entre ellas Tíbet.
En la última semana, el Papa ya había hecho varios llamamientos al "diálogo" y la "tolerancia" recíproca en Tíbet.
Coincidiendo con el 49º aniversario del levantamiento tibetano contra China, desde hace dos semanas se suceden las manifestaciones a favor de la independencia del Tíbet en la capital tibetana, Lhasa, y en otras regiones chinas con mayoría de población tibetana.
Según el último balance oficial de víctimas anunciado el sábado, las protestas causaron 19 muertos (18 civiles "inocentes" y un policía) y 623 heridos: 241 policías y 382 civiles, a los que cabe añadir otras 94 personas en Gansu. Los datos oficiales no ofrecen cifras de los manifestantes heridos. El gobierno tibetano exiliado en el norte de la India, además, mantuvo un saldo "confirmado" de 99 muertos.
La agencia Xinhua informó ayer de un restablecimiento paulatino de la calma en las zonas sacudidas por manifestaciones violentas, las regiones occidentales próximas al Tíbet (Qinghai, Gansu y Sichuán) donde viven minorías tibetanas. (AFP)