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"Las vías son un desastre y no hay gente para repararlas" | ||
"Hay mucho desorden, quienes están a la cabeza no saben del ferrocarril", empezó a describir el hombre, que con más de 70 años sigue reparando rieles casi inservibles y continúa cambiando tirafondos. "Río Negro" reserva la identidad de su fuente porque el hombre viejo conocedor del "paño", reviste en la empresa -tras trabajar 30 años a Ferrocarriles Argentinos- y teme porque se afecte su fuente laboral. Según este histórico operario, que semanalmente recorre el ramal Viedma - Bariloche, el estado de las vías es "un desastre. Pasan meses sin que llegue un tirafondo, no hay material. Por ejemplo -dice- tras el descarrilo del Arrayanes, el tramo quedó sin arreglar y hay que pasar a cinco kilómetros por hora porque no hay gente ni materiales para repararlo". "No hay durmientes, tenemos herramientas rústicas y la vía está cada vez más deteriorada", agrega con resignación. "Los rieles están en malas condiciones, los que tirábamos por chatarra los estamos poniendo ahora. Desarmamos vías de desvío y de cambios sin uso para utilizar rieles y durmientes", agregó. "Se necesitarían siete personas por cuadrilla, pero Los Menucos a veces no tiene a nadie, Ramos Mexía hace como seis meses que está con un solo peón, Nahuel Niyeu tiene tres, Valcheta 4 ó 5 y San Antonio dos para 130 kilómetros de vías. Hay chicos que entraron hace dos o tres años y ya están relevando como capataces", afirmó. "Antes se hacían cursos tanto para acceder a ser capataz de vías, para los mecánicos y para los conductores. Ahora hay obreros que saben sacar golpes, pero ni hablar de arreglar un curva o tareas más complejas", sostuvo. En Control, oficina dedicada al ordenamiento de la circulación, también existen problemas, según aseguró esta fuente experimentada. "Tiene que haber gente que sepa cuánto va a tardar un tren entre una estación y otra. Ha pasado que largan el pasajero sin avisarle que venía un lastre y se encontraron uno en una señal y otro en otra. También pasó varias veces entre el autovía y el tren de cargas que va a Alpat", afirmó. Cuando por estos problemas algún tren se queda en pleno campo, son fundamentales las comunicaciones que permitan rápida asistencia. Quince años atrás existía un sistema de cableado a través del cual se conectaba un teléfono portátil para hablar con la estación más cercana. Esos cables fueron sacados o están cortados y el sistema solamente funciona entre un par de ciudades de la Línea Sur. "La línea está toda caída. Los celulares no salvan nada acá porque después de Mancha Blanca no hay más conexión", comentó. Tampoco funcionan las señales. "Cuando descarriló el tren en Maquinchao se hubiera evitado con la señal, porque con el cambio entreabierto la señal lo marca", aseguró la fuente. | ||
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