ASUNCIÓN (Télam).- Los principales candidatos a la presidencia de Paraguay usarán el mes que les queda hasta las elecciones para atraer a los ciudadanos todavía indecisos, quizás por la inédita situación de que el oficialismo colorado está en serio riesgo de perder el poder que detentó durante 60 años.
Con pequeños actos, recorridas por el interior y por ahora escasos avisos en los medios, la oposición trabaja para romper la eterna hegemonía del Partido Colorado, envuelto como nunca en una áspera interna que lo pone al borde de la derrota en los comicios del próximo 20 de abril.
El cuadro de cara a las presidenciales muestra otras rarezas: la posibilidad, muy seria, de que triunfe una figura llegada "desde afuera" de la política; la existencia, por primera vez en la historia, de una mujer candidata; y un oficialismo dividido de hecho en dos fracciones.
Aunque son siete las fórmulas inscriptas, sólo tres postulantes aparecen con chances de quedarse con la jefatura de Estado: el ex obispo Fernando Lugo, candidato de la Alianza Patriótica para el Cambio (APC); la ex ministra Blanca Ovelar, del oficialismo colorado; y el ex jefe del Ejército Lino Oviedo, al frente de la Unión Nacional de Ciudadanos Éticos (UNACE), una fuerza producto de una división de los colorados.
La responsabilidad de la elección la tendrán 2 millones 861 mil paraguayos, que votarán un presidente y vice para los próximos cinco años, 45 senadores, 80 diputados y 18 representantes del país en el Parlasur, el Parlamento del Mercosur.
Además de vetar la chance de reelección -lo que le impidió al presidente Nicanor Duarte Frutos buscar otro mandato- la Carta Magna guaraní establece que gana la primera magistratura quien saca más votos, sin importar el porcentaje que logre ni la distancia respecto del segundo.
Hasta el momento, todos los sondeos muestran con mejor intención de votos a Lugo, sostenido por una amplia alianza que encabezan la fuerza que él mismo creó, Tekojoja, y el tradicional Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), que puso al escolta. Completan la coalición democristianos y comunistas y organizaciones sociales y campesinas.
Las campañas no fueron por el momento más allá de pequeños actos, y se alimentaron con cruces y chicanas entre los candidatos.