"Por la vereda del rock" es el título del libro que marca la incursión en la literatura de Bebe Contepomi, a partir de sus vivencias como periodista de rock. Bebe traslada al papel su simpatía y desparpajo desplegados en la televisión.
En primera persona, el autor entrelaza anécdotas de sus vivencias -giras, entrevistas, viajes- junto a los más destacados músicos del rock argentino, en su rol de periodista al frente de "La Viola" pero también desde antes, cuando era adolescente y fan de Andrés Calamaro, a quien llamaba y enviaba cartas.
"Buenas noticias, impactante descubrimiento: el auténtico fan de rock nacional existe, está vivo y goza de buena salud (...) un definitivo aire a lo Holden Caufield y respondía al cristiano nombre de Carlos José Contepomi", decía Rodrigo Fresán en 1988, una columna de la revista Pelo, cuando lo conoció, y aquí incluida. "Este libro -dispara el autor en el prólogo- refleja algunos momentos de mi vida personal y profesional que involucran a figuras del rock como fogoneros de mis días. (...) cómo conocí a Andrés Calamaro, el día que pasé en el taller con Pappo, la odisea para entrevistar a los Rolling Stones".
"No es un libro de chismes -aclara entonces Contepomi- porque no tengo chismes para contar, pero sí tengo anécdotas más heavies que quedaron afuera del libro... ¿Por qué? Porque somos jóvenes... y todavía tengo que trabajar con ellos mucho tiempo más... aunque no sé si alguna vez lo contaría".
Contepomi sonríe mientras habla rápido, muy rápido. Camina acelerado por los pasillos de Canal 13 -tiene una columna de rock en "Telenoche"- saluda a una persona, otra y otra más, hasta que ingresa como una tromba a la isla de edición.
Publicado por Ediciones B, el volumen de 230 páginas incluye un prólogo a cargo de Calamaro - "uno de mis pocos amigos dentro de los músicos", aclara Bebe- donde el ex Abuelo de la Nada define: "Crecimos en nuestras actividades lúdicas hasta hacerlas profesionales y reconocidas".
"Este no es un libro para los fanáticos empedernidos del rock, los estudiosos, que saben fechas -apunta-. Hay muchos libros ya escritos para eso y yo no tengo memoria. Es la historia de un pibe que quiso ser periodista, le gustó la música desde chico y pudo unir sus dos pasiones. Eso. Para mí, este es un libro muy visceral. Fue un trabajo muy grande -aclara- porque como tengo muy mala memoria se me va perdiendo lo que registro, pero tengo una memoria emocional muy fuerte y no me acuerdo nombre o fechas, pero sí me acuerdo cómo la pasé, si fui querido, si fui odiado... es totalmente emocional". (Télam)