| Buenos Aires (Télam).- Sin sus máximas figuras y con muchos suplentes en su formación, Boca Juniors consiguió este domingo un claro triunfo por 2-1 sobre Colón de Santa Fe, en la Bombonera, y alcanzó, con 15 unidades, la cima de la tabla de posiciones del torneo Clausura, que ahora comparte con River, aunque a la espera del partido que debe completar Estudiantes de La Plata (13), que se suspendió el sábado por la noche por incidentes en Avellaneda, donde le ganaba por 2-1 a Racing.
Hay quienes sostienen que “se juega como se vive”. Seguramente, esta aseveración se aplica con certeza al encuentro que están disputando Boca, invicto en el torneo Clausura, y un necesitado Colón de Santa Fe, que viene de perder a su entrenador, Leonardo Astrada, debido a los malos resultados del equipo y está muy acuciado por su promedio para el descenso.
Pese a contar con muchos suplentes –apenas actuaron cuatro titulares- los ‘xeneizes’ manejaron con tranquilidad el desarrollo del encuentro. Esa misma calma que suele transmitir su director técnico, Carlos Ischia -legado de su "hacedor", Carlos Bianchi-, y con la cual encaró el encuentro, con el objetivo de recuperarse de la derrota sufrida el jueves pasado ante Colo Colo, en Santiago, por la Copa Libertadores.
Esta vez, los protagonistas de la historia fueron los suplentes ‘xeneizes’. No estuvieron Riquelme ni Paletta, ambos lesionados, y tampoco el paraguayo Cáceres, Battaglia y Palacio -pilares del conjunto de la Ribera- todos preservados para el partido revancha del jueves ante los chilenos.
Es cierto, no fue lo mismo. Pero Dátolo y Gracián supieron disimular la ausencia de Román, en tanto que Álvaro González, Morel Rodríguez y los juveniles Roncaglia y Monzón aportaron gran solidez en el fondo. Esas virtudes se potenciaron ante la debilidad del rival, que encima sufrió un fuerte golpe anímico ni bien comenzó el encuentro, cuando a los 6 minutos, Jesús Dátolo probó con un fuerte remate al ángulo derecho, el arquero Blázquez rechazó y el propio Dátolo tomó el rebote para definir nuevamente y establecer el 1-0.
Boca se fue victorioso a los vestuarios por algunas virtudes propias y, fundamentalmente, por numerosos y variados defectos ajenos. Colón fue un fiel reflejo de las carencias y las angustias de su comprometido presente. Sus intentos ofensivos fueron meros propósitos individuales y desnudaron su desorden colectivo y su falta de ideas, falencias que ya se cobraron un técnico y que prometen darle mucho trabajo a su nuevo director técnico, Antonio Mohamed, quien asumirá este lunes la conducción del plantel.
Es que el equipo visitante se equivocó demasiado, estuvo impreciso en los pases y apenas dispuso de una ocasión –ni siquiera tan clara- en los pies de Romero, quien apareció dentro del área por la derecha y remató desviado. Las ilusiones de los ‘sabaleros’ se derrumbaron a los 38 minutos, cuando Gracián elaboró una gran jugada individual dentro del área, eludió a un defensor, luego desparramó al arquero con otro amague y definió con el arco vacío para poner el 2-0.
El segundo tiempo aportó pocas variantes. Apenas una llegada de peligro –esta vez, muy nítida- para los visitantes, que exigió la única tapada de Caranta, con sus pies, para ahogar el descuento de Gandín; otro gran remate de Dátolo, que alcanzó a rechazar sobre la línea un defensor ‘sabalero’, una ocasión increíblemente desperdiciada por Palermo y la gran ovación de la tarde para Gracián, quien pudo disfrutar, después de mucho tiempo, del reconocimiento de los hinchas.
Sobre el final, en tiempo de descuento, Carignano marcó el descuento de los visitantes, aunque ya no le quedó más tiempo para soñar con el empate. | |