Aunque viven rodeados de más del 90 por ciento del hielo del mundo, los habitantes de la base argentina Marambio en la Antártida racionan el agua como si estuvieran en medio de un desierto. "Cuidar mucho el agua" es una de las primeras recomendaciones que se hace a los que ponen sus pies sobre la instalación militar en el continente blanco.

"El tiempo del baño es lo justo y necesario, son cinco minutos de baño, lo más rápido posible. Al afeitarse uno junta en la batea agua, mientras que en tu casa estás acostumbrado a dejar la canilla abierta y corre el agua", explica Cristian Carvallo, uno de los encargados de "fabricar" el agua. Si bien se calcula que la Antártida posee el 90 por ciento del agua dulce del mundo, el problema es que está congelada. En invierno, la más dura tarea es derretir la nieve. "Eso sinceramente es muy engorroso y muy sacrificado. Estamos hablando de temperaturas de menos 30 grados, menos 40 grados y tenemos que estar haciendo agua, sacando las máquinas afuera, sacando la gente afuera a trabajar para juntar nieve", dijo el vicecomodoro Ricardo Valladares, jefe de la base.

Durante el verano, el agua se extrae con bombas de una laguna artificial que se alimenta de nieve, pero cuando pasa tiempo sin nevadas, la laguna se agota y no hay glaciares cerca, explicó Horacio Marco, el encargado de plomería de la base, mientras caminaba hacia su alojamiento. Hace tres años, durante el verano austral, la laguna se secó casi por completo y la base se quedó sin agua potable. "Hubo que recurrir a solicitar agua potable en bidones para el consumo. Eso pasó una semana y gracias a Dios hubo una gran nevada y pudo llenarse la laguna por la mitad", agregó Valladares.

Cada uno puede lavar su ropa sólo un día a la semana.

Sólo pueden bañarse una vez al día, y no pueden hacerlo ni el miércoles ni el domingo durante el verano, cuando la base puede llegar a albergar hasta unas 160 personas.