ZAPALA (AZ).- Los zapalinos consumen diariamente agua mineralizada de extrema pureza caída hace 200 años y filtrada naturalmente a más de 70 metros de profundidad.
Sólo basta con abrir la canilla para acceder a los beneficios que brinda contar con un acuífero natural propio. Sin embargo, menos de la mitad de los usuarios paga por este servicio a pesar de que las tarifas se encuentran entre las más bajas de la provincia.
Tan bajas son las tarifas, que este diario pudo averiguar consultando a vecinos, que se paga un mínimo de 3,61 por mes, otros abonan el promedio que va de los 12 a los 15 pesos y sólo los que tienen comercios grandes o piletas en sus domicilios, pagan facturas superiores.
La disyuntiva puso en serio riesgo financiero al Ente Autárquico Municipal de Servicios Públicos, organismo encargado de garantizar el abastecimiento, que anunció la puesta en marcha de una campaña de recupero de los recursos que le permita garantizar una continuidad en la prestación (ver aparte). El inicio de una prospección en busca de recursos hidrocarburíferos es otra de las amenazas que sufre la fuente de abastecimiento de agua natural (ver aparte).
Zapala se nutre a través de un sistema de bombeo subterráneo que cuenta con 24 bocas distribuidas dentro del ejido urbano. Los estudios realizados por el Consejo Federal de Inversiones determinaron que los valores físicos y químicos obtenidos de las muestras permiten afirmar que el agua zapalina se equipara a cualquier agua mineral que se comercializa en el mercado.
Por sus características, el líquido no requiere de ningún tipo de tratamiento potabilizador. El único agregado que recibe antes de ser vertida directamente en la red es una dosis mínima de hipoclorito de sodio, con el objetivo central de evitar cualquier tipo
foco infeccioso que pudiera originarse en el sector de cañerías.
"Semanalmente tenemos controles del EPAS y de Zona Sanitaria que nos permiten monitorear la calidad de agua en forma permanente y garantizar un servicio de primer nivel para la población", explicó el contador Paul Fernández, gerente de administración del Eamsep.
El acuífero, cuya capacidad de abastecimiento para Zapala fue certificada tiempo atrás por un estudio de la Universidad del Sur, se abastece del cordón montañoso del Chachil. La base de esta formación rocosa es el basalto que actúa como filtro captando agua de lluvia y nieve. Mediante un rápido proceso de absorción, el sistema natural permite el paso del líquido hacia el subsuelo y pone en marcha un lento camino hacia las napas más profundas, desde donde es extraído mucho tiempo después.
Las estimaciones realizadas por profesionales de la Universidad del Sur determinaron que el agua que se consume en la actualidad cayó hace unos 200 años.
El Eamsep es el organismo encargado de la extracción, almacenamiento y distribución del agua en Zapala. Cuenta con una capacidad de reserva de 8.975 metros cúbicos distribuidos en cisternas y fue creado en 2002 mediante el financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo que permitió la instalación de los medidores en todo el radio urbano.
Actualmente, Zapala cuenta con 10.800 sistemas de micromedición colocados en viviendas particulares, comercios, empresas y reparticiones públicas. Además existen otros 600 usuarios que no cuentan con el medidor y pagan una tarifa plana.
Antiguamente la prestación del servicio y el cobro estaban en manos del municipio zapalino.
"Desde el momento en que se puso en marcha el sistema hasta la actualidad hemos reducido el consumo global en un porcentaje cercano al 40%", aseguró Fernández, quien recordó que antes de comenzar con la percepción del servicio se emitieron comprobantes a manera de prueba con el objetivo de que los vecinos tomaran conciencia de la necesidad de establecer un uso racional del servicio.