PARÍS (AFP).- El Teatro Nacional de Chaillot de París presenta hasta el 4 de abril "La Estupidez" de Rafael Spregelburd, el dramaturgo argentino revelado en Francia por su compatriota Marcial Di Fonzo Bo, al frente de un elenco de actores virtuosos, entre los cuales están Marina Fois y Karin Viard.
Rafael Spregelburd, que cumplirá 38 años el 3 de abril, es uno de los más prolíficos representantes (más de 30 obras) de la joven guardia teatral bonaerense. Y estuvo en San Martín de los Andes en febrero, donde presentó una obra además de dar cursos.
Su obra es conocida ya en Alemania, España o Gran Bretaña, pero hasta ahora no había sido dada a conocer en Francia. A partir de ahora lo es gracias al argentino de París Marcial Di Fonzo Bo, que decidió traducir (junto con Guillermo Pisani), dirigir (con Elise Vigier) e interpretar "La Estupidez".
Esta obra, escrita entre 2000 y 2002, forma parte de la "heptalogía" teatral que "Los siete pecados capitales" del pintor El Bosco inspiró a Rafael Spregelburd. El espectáculo aparece como un vasto fresco, con sus cinco actores que encarnan veinticuatro papeles. Pero aquí, El Bosco es aderezado con una salsa pop-art.
Optando por una metáfora pictórica, Rafael Spregelburd toma como punto de partida la tentativa de reventa fraudulenta de un cuadro "neomoderno", que se entrevera con otras intrigas.
En un motel de Las Vegas de "look" deliciosamente años 70, se suceden y se cruzan motoristas gays de la policía que se dirían salidos de una serie televisiva norteamericana, mafiosos sicilianos, una insoportable pandilla de periodistas, etc.
Cada uno de los personajes se encuentra trabado por su propia estupidez: tal es la constatación simple que se desprende de esta sucesión de actos fallidos. Pero el autor evita convertirla en mensaje, prefiriendo insistir sobre la eficacia cómica de una intriga delirante, pero terriblemente bien construida.
Aunque el espectáculo (de más de tres horas) hubiera mejorado si hubiese sido un poco más concentrado, Marcial Di Fonzo Bo dirige todos esos personajes con un ritmo sostenido y salpicado de referencias al cine de Tarantino, al universo de las telenovelas o de las películas de serie B.
Cada cual en su estilo diferente, las dos actrices se desempeñan admirablemente. Marina Fois resulta hilarante en pobre chica neurótica que inunda con su palabrerío a cualquiera que pase cerca de ella, y sale airosa del difícil reto de evitar que su papel de minusválida sea ridículo.
Karin Viard, por su parte, seduce con la variedad de su interpretación y de matices de su voz, dos cualidades que le otorgan una irresistible presencia en el escenario.