ROCA (AR).- Desde hace más de tres semanas, todo un pueblo vive a oscuras. En medio de la nada, del olvido y los estragos que la sequía trajo aparejados para los escasos pobladores del lugar, la mayoría ganaderos y peones de campo. Lo padecen a diario los vecinos de Yaminué, un paraje alejado, distante, donde la mayoría siente que vive en pleno retroceso.
Es que no sólo el pasar cotidiano de sus casi 200 habitantes transcurre a las espaldas de todo el mundo, incluidos los funcionarios de turno, sino que además se han quedado en el transcurso del último tiempo sin "lo mínimo" para subsistir en condiciones dignas.
El camino existente para llegar hasta allí es intransitable, el único generador eléctrico que proveía de 5 o 6 horas diarias de electricidad se fundió durante las últimas semanas y hasta ahora no hay ningún atisbo de solución, y hasta el arroyo de donde se extrae el agua para consumo sospechan que está contaminado a raíz de la gran mortandad de animales en los campos, muchos de los cuales han ido a parar hasta allí.
"¿Y qué hacemos? Nada, qué vamos a hacer. Se vive como se puede, sin luz, sin alimentos frescos y tomando la misma agua, a pesar que sabemos que el agua está en mal estado", dice resignado Ariel Gómez, el director de la única escuela que hay en el paraje, la 145, donde asisten unos 40 chicos a estudiar y a comer.
Yaminué está situado en plena zona de meseta, y el poblado más cercano es Ramos Mexía, distante a casi 70 kilómetros. Cuenta con un centro de salud, la escuelita, una comisión de fomento y alrededor
de 30 casas, humildes en su mayoría, algunas de ladrillo y otras -más antiguas- de adobe, contaron sus vecinos.
"Este año fue particularmente difícil", agrega Gómez, al otro lado del único teléfono semi-público existente en el paraje, y también única posibilidad de tener contacto con otra realidad que no sea la propia. "Con el tema de la sequía la temporada no fue buena, se han muerto muchos animales y la crisis es grave. Además desde hace tres semanas estamos sin el generador y por lo tanto sin la luz que provee la comisión de fomento. Vinieron a arreglarlo pero no pasó nada y ahora, con el fin de semana largo, va a ser imposible que tengamos electricidad. Y en la escuela, donde funciona el comedor, tuve que hacer todo tipo de gestiones para conseguir un equipo para conservar los alimentos".
El resto de la gente "se arregla como puede", cuenta el docente, "si carnean algún animal lo tienen que consumir antes que se ponga feo, y a nadie le importa nada".
Allí viven unas 200 personas, la mayoría trabaja de la actividad en el campo y viven sólo el día a día. "Queremos que alguien nos dé una solución -finalizó Gómez-. Que arreglen los caminos, porque no se puede pasar, que nos den luz y tomar agua potable. El arroyo provee el agua, se la saca con una cisterna y se la clora pero se han encontrado muchos animales muertos y hay gente, sobre todo mayor, que ya ha tenido problemas de salud".
Piden sólo lo básico.