El obispo de San Isidro y titular de la Pastoral Social de la Iglesia Católica, monseñor Jorge Casaretto, expresó la "preocupación de la Iglesia por la situación social" y "la proliferación del juego" en la provincia de Buenos Aires, a un grupo de legisladores bonaerenses de la Coalición Cívica (CC).

"En la reunión, coincidimos con monseñor Casaretto en que la situación social de la provincia es de extrema gravedad y precariedad", reveló ayer el senador Javier Mor Roig, tras lo cual, agregó que "una de la preocupaciones centrales que nos manifestó es la proliferación del juego, y la multiplicación de salas de bingo en todo el territorio de la Provincia".

"Casaretto nos señaló que para la Iglesia es una preocupación muy importante el juego y todo lo que ello implica" indicó Mor Roig.

El negocio del juego está íntimamente ligado al kirchnerismo. Con el correr de los años se multiplicaron las concesiones del gobierno nacional a influyentes personajes desde las sombras.

El caso más claro es el de Cristóbal López -dueño de Casino Club, pero también con intereses comerciales en dos empresas que operan en nuestra región: la planta de carbonato de sodio Alcalis de la Patagonia (Alpat) en San Antonio Oeste y la empresa de colectivos Indalo de Neuquén.

Por estos días López está esperando que el gobernador Daniel Scioli autorice el traslado de dos bingos en San Isidro y Vicente López. Uno de ellos se alojaría en el hipódromo.

El obispo de San Isidro ratificó ayer a legisladores de la oposición, la preocupación de la Iglesia por el juego, manifestada ya en noviembre pasado en un documento del Episcopado argentino, donde se advirtió sobre la "proliferación de salas de juego en el país", el consumo de drogas y denunciaron la existencia de condiciones que propician "el narco-negocio" en el país, y las recientes declaraciones de Casaretto que volvieron a volcar la atención sobre el tema. (DyN/R.Central)