BRUSELAS (AFP) - Bélgica se dotó ayer de un gobierno definitivo con el nombramiento del demócrata-cristiano flamenco Yves Leterme como Primer ministro, tras nueve meses de una crisis política que hizo temer el estallido del reino y que aún no ha quedado enterrada.
"Bélgica sigue siendo un país donde se vive bien y que posee muchas cosas de las cuales podemos estar orgullosos, un país que puede volcarse hacia un pasado rico y esperar un futuro próspero si está dispuesto a cambiar", dijo Leterme en su primer discurso ante el parlamento, tras prestar juramento.
El nuevo gobierno está compuesto por 15 ministros y secretarios de Estado de los cinco partidos que forman la coalición en el poder, tres francófonos (socialistas, liberales y de centro) y dos flamencos (cristiano-demócratas y liberal).
Mientras el liberal flamenco Karel De Gucht continúa al frente de Relaciones Exteriores y el liberal francófono Didier Reynders en Finanzas, la centrista Joëlle Milquet, apodada "Señora no" en Flandes (norte) por su intransigencia en 2007, entra al gobierno como ministra de Empleo. En su discurso, Leterme insistió en su programa socio-económico hasta 2011 y en la necesidad de "lograr un nuevo equilibrio entre las comunidades, la regiones y el Estado federal", objeto de conflicto entre los flamencos de lengua holandesa (60% de los 10,5 millones de belgas), que reclaman más autonomía, y los francófonos (40%), que quieren un poder central fuerte.
Si esa mayor autonomía fue el caballo de batalla de Leterme para ganar las elecciones, las negociaciones posteriores para formar gobierno resultaron imposibles a raíz de la negativa de los francófonos a aceptar una gran reforma del Estado