BUENOS AIRES (Télam).- Soledad Silveyra, una de las protagonistas de la telenovela nocturna "Vidas robadas", dijo que Telefé "necesita que al producto le vaya bien" y reconoció sentirse más cómoda "alejada de los roles de eternamente joven".
"Quería poder hacer personajes que me permitan salir a cara lavada y así librarme de la parte romántica de la telenovela, aunque hago un rol que está involucrado desde el amor, pero desde el inmenso amor maternal que tiene por su hija", destacó la actriz.
Silveyra lleva sobre sus espaldas la parte de contenido social de la tira que encabeza Facundo Arana, ya que encarna a Rosario, una enfermera de un pueblo correntino a la que le secuestran a su hija.
Pero el tono de la historia no pasa por la inseguridad a partir de un secuestro extorsivo, sino que apunta a denunciar la existencia de organizaciones que esclavizan mujeres para luego obligarlas a prostituirse.
Con Patricio Contreras como esposo, Silveyra emprende una búsqueda que está basada en la de Susana Trimarco, una madre riojana que por el secuestro de su hija Margarita Verón, desbarató una mafia de trata de blancas que asolaba el noroeste argentino.
El personaje la muestra muy alejada de aquellos que representó en "Campeones", "Amor en custodia" o "La ley del amor", donde encarnó a protagonistas que no representaban su edad.
-¿Querías hacer un papel que te alejara de tanto romance?
-Sí, son los años (risas). Tenía la posibilidad de hacer otros trabajos, pero cuando la gerencia artística de Telefé me planteó la posibilidad de trabajar en esta novela de Facundo con un personaje así, sentí que lo que importaba era la historia más allá de los protagonismos. Me pareció que era un buen momento para hacer algo que venía pidiendo hace rato.
-¿Es un retorno a los trabajos comprometidos de tu carrera?
-Es verdad que a partir de mi trabajo en las tiras estuve un poco apartada del trabajo social, pero es porque la tevé también estuvo alejada de eso.
-¿Era decisión tuya o del canal que asumieras ese tipo de papeles siempre jóvenes?
-Fueron las circunstancias porque parece que yo era como una 'galana', y esto de poder romper con eso un rato, me gusta, me divierte. Eso no quiere decir que una no puede ser 'galana' a los 80, China Zorrilla es un ejemplo de eso. Pero ese latiguillo de la eterna juventud me cansa un poco.
-¿Tu personaje tiene vínculos con situaciones reales?
-Sí, está basado en Susana Trimarco, una mujer que de alguna manera se empeñó en una lucha no sólo por su hija, sino por otras hijas, aunque su drama personal es porque una de esas organizaciones de trata de blancas, le secuestró a su hija Marita Verón.
Siento que Susana es una mujer que tiene un respeto y un enorme amor al prójimo. Por eso empezamos a trabajar con ella y aunque no es exactamente su historia, fue la musa inspiradora para los autores y tuve una charla larga con ella y vi mucho material sobre estos casos.
A mí me interesaba entender estas ansias, estas ganas de luchar contra todo.
Porque a la gente le cuesta entender por qué Marita no se escapó de sus captores y a mi me pasó eso.
Quise saber cuáles son los infiernos a los que tuvo que meterse para buscar a su hija, a la que no encontró, pero de dónde rescató a muchas otras chicas.
-Te das el gusto de estar muy bien acompañada.
-Sí, por suerte en esta labor tengo un marido maravilloso que hace Patricio Contreras, que inicialmente iba a entrar por pocos capítulos, pero a la gerencia le gustó y quedó toda la tira. Con Patricio trabajamos en "La mala sangre" y "Made in Lanús", por ejemplo.
-¿Se siente la presión del rating?
-Se siente la presión lógica que sentimos los actores. Telefé necesita que al programa vaya bien en virtud de lo que pasó y de todo lo invertido, pero eso dependerá del público, de nuestra calidad, de la organización, de cómo trabajemos en común, del espíritu de grupo, de tener autocrítica y de no ser soberbios.
-¿Qué pensás del acuerdo que suscribió Actores con los canales y los productores?
-Está bien, pero hay puntos para resolver y uno fundamental es el de tener nuestro derecho como intérpretes y hacia allá vamos.
En Europa, Estados Unidos, España y México los actores cobran por las repeticiones de las tiras o series en las que trabajan y algo así es fundamental.
En los Estados Unidos incluso ya están peleando por cobrar aquello que se emite en internet.