| ||
CURIOSIDADES PATAGONICAS: Un informante militar en la frontera caliente | ||
" Historial de un juez y comisario. La secuencia de notas sobre Cecilio Yerio a partir del crimen en Barrancas cuando era juez de paz, resulta inacabable, pero justificada por su vida novelesca, su incidencia en los primeros tiempos de poblamiento en la región de los lagos sureños del Neuquén y la casi inexistente publicación de datos y pistas biográficas. Ya hace años que los hurgamientos de quien esto escribe en archivos y diarios de la época, obtuvieron resultados productivos respecto de las historias patagónicas. Entre semejante aluvión surgieron también detalles de la actuación oficial de este personaje. Ya en esta misma página de los domingos 9 y 16 de enero de 1905 publicó la actuación de Yerio en una disputa entre colonos bóers y también se hicieron referencias al desalojo que debió hacer -por orden judicial- en Huechulaufquen contra el veterano guerrero argentino Félix Castro, y las secuelas negativas que le trajo. Algunos aportes de Esteban y María Cristina Yerio (nietos), se ha agregado recientemente el del único hijo del pionero Cecilio que sobrevive saludablemente, trabaja como comisionista de lanas (y hasta puede pialar un animal) en San Martín de los Andes y es el más joven de una prole numerosa: Juan José (Toto) Yerio. En narraciones que dictó a su hija Aluminé, abunda en curiosidades. " Primer Yerio y el destino de Cecilio. Según Juan José Yerio, su abuelo, el primer Yerio de la familia, se llamó también Cecilio. Se casó con Isabel Segovia y el primer hijo, también Cecilio, será su padre, y personaje central de estas notas. El primer Cecilio Yerio llegó a tener campos "y hoteles en la avenida de Mayo". Pero muy joven, "a los 39 años de edad" la gangrena que le produjo la quebradura de una pierna lo llevó a la tumba, mejor dicho a un mausoleo de Recoleta de encumbrado apellido (y es el mayor secreto de la familia). Su hijo Cecilio, fue apoyado por un amigo del padre fallecido y así -en tiempos de fronteras recientemente delineadas- obtuvo "el puesto de Informante del Estado Mayor de Ejército del Ministerio de la Guerra" que entonces comandaba el general Ricchieri. Pero por las características del cargo, tuvo "la fachada" de juez de Paz de Barrancas. Para 1905, cuando pasó a ser comisario de la región de los sureños lagos neuquinos, la función adicional de Cecilio Yerio (h.) fue "la de informar quiera era quien de ambos lados de la no muy definida frontera". Es más, en caso de conflicto debía alistarse con el grado de teniente coronel. Quizás esas funciones adicionales de Yerio, expliquen sus fervores nacionalistas, su manera de festejar las fechas patrias y el nombre de su última estancia en Río Negro junto al Limay (La Argentina), cuyo su gran casco quedó sumergido por las aguas de una represa. " Contra el crimen y los bandidos. Si bien restan develar valiosos datos que aportó Toto Yerio, la serie aporta datos de época resumidos de los diarios de Buenos Aires. Ejemplo: un confuso episodio en la frontera limítrofe neuquina que se reconstruye a continuación. En Piedra Malal el comisario Yerio había puesto en servicio policial a Francisco Miranda que era argentino y vivía modestamente criando también algunos animales. Suy rancho ("destacamento") era limítrofe con Chile. Tenía mujer y cinco hijos pequeños, "casi en la miseria" como publicaría La Prensa. Miranda fue "un tenaz perseguidor del bandolerismo", pero una noche le robaron una tropilla y al día siguiente (31 de marzo de 1910) bajó a dirección a Junín a denunciar el robo. A las 4 de la tarde llegó al puesto de Juan Adrián Díaz, entregado a la trilla. Siguió. Pero nunca llegó como para hacer la denuncia. Días después apareció en Huechulaufquen un cuerpo mutilado. Finalmente, La Prensa del 18 de abril dijo en pequeño título: "Hombre degollado por policianos. Confesión de los autores". ¿Qué había sucedido? El comisario Yerio husmeó personalmente el caso, porque él más que nadie, era un obsesivo perseguidor de bandoleros, y en este caso descubrió a los asesinos. Lo amenazarían y -según su hijo Juan José- en otro caso hasta lo envenenaron, pero zafó. (Continuará)
FRANCISCO N. JUÁREZ | ||
Use la opción de su browser para imprimir o haga clic aquí | ||