El gobierno sigue empeñado en enviar señales que den cuenta de su decisión de dar vuelta para siempre la página del sobischismo. El "cambio positivo" prometido por Sapag en la campaña adquiere así el carácter de un desafío: el gobernador parece persuadido de que construye su capital político en relación inversa al "más de lo mismo".
Dicho en otros términos, el hombre que acompañó a Sobisch durante su segundo período y luego se abrió para construir su propio proyecto "desde el llano" sabe que debe demostrar que ya nada o casi nada lo liga a su antiguo socio. Comprende que ese empeño es el único que puede garantizarle una base de sustentación firme para concretar su mandato y, quién sabe, algo más. Hace de la necesidad virtud, pero la duda es si logrará contentar a todo el mundo.
Por lo pronto, Sapag parece funcionar como el principal comunicador de su gestión. Sus discursos y apariciones públicas apuntan a convertirse en su mejor propaganda.
El viernes, el gobernador se comprometió a una lucha más enérgica contra la pobreza en la presentación de un programa social financiado por el BID. Ante los atónitos invitados que colmaban el Salón de Acuerdos de la Casa de Gobierno, Sapag advirtió que "hay familias que no pueden esperar más". Un discurso que no se escuchaba entre esas paredes desde hacía muchos años.
Esa misma tarde Sapag hasta se hizo tiempo para asistir, acompañado de su esposa, a la presentación del libro de un poeta neuquino y se mezcló sin ninguna inhibición entre escritores e intelectuales de diverso pelaje. Algo impensable en el gobernador de esta provincia sólo unos meses atrás.
Pero, creer o reventar, a pesar de los que todavía desconfían, no se trata sólo de gestos o halagos para endulzar los oídos, Sapag comunica y promete pero también hace.
Véanse, por ejemplo, algunas de las medidas lanzadas por el gobierno la semana pasada. Después de enterrar la polémica reforma Manganaro a la ley del Niño, dio el visto bueno para conformar el Consejo de la Niñez, un estamento imprescindible para la aplicación de la ley 2.302, cuyo funcionamiento había sido sistemáticamente bloqueado por la gestión anterior.
Con el papel protagónico del bloque del oficialismo, la Legislatura mandó para atrás el proyecto de las Pistas Provinciales, una iniciativa del anterior gobierno que implicaba la cesión de 100 hectáreas de bosque cordillerano a una empresa que se cuenta entre las que sufragaron la campaña presidencial de Sobisch (esto último, el MPN lo pudo concretar por la oposición, porque los tres diputados de los partidos satélites que le endosó el sobischismo se negaron).
También con el concurso del bloque del MPN, la Cámara dio un paso más en dirección al enjuiciamiento de los miembros del Tribunal Superior de Justicia. El tema será debatido en plenario de comisiones y trascendió que hay decisión tomada respecto de designar, en pocos días más, las salas Acusadora y Juzgadora que deberán llevar adelante el juicio.
En cualquier partido gobernante, con más razón en uno de estructura vertical como el MPN, el bloque oficialista no sigue adelante en una cuestión tan sensible sin que alguien de muy arriba haya bajado el pulgar.
En el gobierno están convencidos de que son necesarios nuevos aires. "Algunos miembros de este tribunal están demasiado pegados a la gestión sobischista", explicó una fuente del Ejecutivo, y apeló a una imagen sencilla: "Hay tres puertas: por la grande ya no pueden salir, si no salen por la del medio se tendrán que ir por la de atrás". Por lo pronto, los integrantes del cuerpo cuestionado fallaron en su intento de hacerse recibir por el Ejecutivo, que no quiere inducir a confusiones.
En la semana desfilaron por la Cámara los integrantes del Consejo de la Magistratura. Fueron a dar explicaciones sobre uno de los aspectos más controvertidos de su accionar: la cuota de discrecionalidad de que disponen en el proceso de selección de los candidatos a jueces y funcionarios judiciales. Pero, más allá de las explicaciones, trascendió que el oficialismo quiere modificar la actual estructura del cuerpo, surgida de un acuerdo entre el sobischismo y el quiroguismo en la Constituyente. Buscaría diluir la fuerte representación política actual para introducir una mayor participación ciudadana, como ocurre con la Magistratura de Chubut.
La idea que maneja el MPN es llevar adelante una enmienda en el curso de este año y dejar el referéndum popular que convalide o no la propuesta legislativa para el 2009.
En el cuartel general del sapagismo hasta tienen una respuesta para el problema de los dos tercios de los votos, necesarios para estos cambios. Descuentan que, aunque los satélites se vuelvan a insubordinar, tendrán de aliada a la Concertación.
Sapag cosechó esta semana los primeros frutos de su luna de miel con Nación. La liberación de los precios del gas de arenas compactas y de los nuevos yacimientos, anunciada por Cristina Kirchner el lunes pasado, dibuja un horizonte de mayores reservas a mediano plazo y en lo inmediato mejora las cartas de la provincia en la renegociación de los contratos petroleros. Un aspecto en el que el gobierno tiene depositadas las expectativas de financiación para los próximos cuatro años. Piensa juntar un colchón equivalente a un presupuesto para financiar un nuevo esquema de desarrollo. Eso sí, si no hay acuerdo con las empresas, se licitarán nuevamente las áreas.
Si el gobierno obtuvo los dividendos del "new deal" con el kirchnerismo, algo parecido le ocurrió con el gremio docente. Luego de haber logrado un inicio del período lectivo en orden por primera vez en años, encara la discusión sobre los aumentos de este año. ATEN quiere un 30% aunque el ministro Tobares ya salió a explicar que la provincia no está en condiciones. La propuesta oficial rondaría el 20%, pero la cifra final y la forma de hacerla efectiva -en el gobierno se habla de cuotas- surgirá del diálogo.
Habrá un esquema parecido para ATE y se descarta que se llegará también a un acuerdo. Con todo, en las filas oficiales subsiste el interrogante sobre la cuota de racionalidad que deberían poner los gremios. "Aunque se supere el actual cuello de botella, si los muchachos no ponen un límite a sus aspiraciones, a mediano plazo todo se puede ir al diablo", deslizan. Y otra vez surge la duda.
HÉCTOR MAURIÑO
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