Nuevas protestas aisladas se desataron ayer en la capital tibetana, Lhasa, y en la provincia china de Gansu, mientras el gobierno tibetano en el exilio informó de hasta 100 muertos durante los disturbios del viernes, frente a los sólo diez reconocidos oficialmente por las autoridades chinas.
Por ello, referentes de la opinión pública occidental llamaron a boicotear los inminentes Juegos Olímpicos a realizarse en China por su brutal represión contra las luchas de autonomía que plantean los tibetanas desde hace décadas.
En Lhasa, que el viernes fue escenario de graves enfrentamientos, volvieron a salir a la calle manifestantes tibetanos, pese a los masivos llamamientos de las fuerzas de seguridad, informó la organización Campaña por un Tíbet Libre, en base a la entrevista de un ciudadano extranjero en Lhasa realizada por la televisión británica ITV. También monjes budistas del monasterio de Labrang Tashikyil en Sangchu, en la provincia china de Gansu, volvieron a manifestarse, según datos del exilio tibetano.
Los manifestantes, que pidieron la independencia de Tíbet y anunciaron su apoyo al Dalai Lama, se dirigieron a la sede del gobierno regional de Sangchu. Fuerzas paramilitares chinas actuaron contra los manifestantes, realizaron disparos al aire y utilizaron gases lacrimógenos contra los monjes, informó la organización, que habló de detenidos y de golpes a los manifestantes.
Las autoridades chinas desplegaron soldados y tanques en la capital tibetana, exigiendo la rendición y entrega de los alborotadores si no desean recibir un grave castigo por la violencia desatada a raíz de las protestas independentistas. Quien se entregue antes de este lunes a medianoche verá reducido su castigo, según se dijo. Según el Centro tibetano para la Democracia y los Derechos Humanos en India, sólo en los templos Jokhang y Ramoche y en el mercado de Thomsighang murieron 25 tibetanos.
Los disturbios también se extendieron a monasterios en las provincias de Gansu y Qinghai. La emisora estadounidense Radio Free Asia habló de hasta 80 muertos. Mientras, la agencia oficial de noticias china Xinhua reconoció sólo diez muertos, la mayoría víctimas de incendios premeditados. En el centro de la capital una mezquita quedó destruida por el fuego, añadió la agencia estatal. "Actuaremos con firmeza contra quienes quieren dividir la patria", dijo el jefe del gobierno tibetano, Qiangba Puncog, en el marco del Congreso Nacional del Pueblo en Pekín.
El líder espiritual tibetano pidió ayer desde su exilio en la India el fin inmediato de los disturbios y la violencia. El parlamento tibetano en el exilio indicó a las Naciones Unidas a mandar a un enviado especial a Tíbet para intervenir e investigar las violaciones de los derechos humanos. Entre tanto, la televisión estatal mostró ayer por primera vez imágenes de alborotadores destrozando vehículos o negocios en la capital tibetana.
Las autoridades de Taiwán (China nacionalista) condenaron la acción despiadada del régimen comunista, que viola los derechos humanos" en Tíbet. La jefa del gobierno alemán, Angela Merkel, instó a un "diálogo directo y pacífico" entre China y el Dalai Lama; y el actor Richard Gere, gran defensor de la causa tibetana, pidió que se boicoteen los Juegos Olímpicos de Pekín de agosto si China no reacciona "de la manera debida". Sin embargo, el Comité organizador de estos Juegos aseguró el sábado que estos disturbios no impedirán que la antorcha olímpica pase en mayo por Tíbet y la cumbre del Everest, la montaña más alta del mundo. (DPA, AP y AFP)