Este lugar estaba pensado para la crónica de un partido de fútbol, de San Lorenzo-Vélez. Pero no. Será el lugar de una crónica de la muerte. Ayer por la tarde, Emanuel Álvarez, un socio de Vélez de 21 años que viajaba en uno de los 40 colectivos que trasladaban a hinchas del club de Liniers, murió de un balazo que le impactó en el corazón. Las circunstancias son confusas. Lo cierto es que, otra vez, alguien que va a un partido de fútbol es asesinado. La estadística del horror dice que es que es la muerte 224 desde el 14 de mayo de 1939, cuando dos hinchas de Boca perdieron la vida antes de un partido con Lanús.
El suceso ocurrió pasadas las 15:30, a 800 metros de la cancha de San Lorenzo, donde el local iba a jugar con Vélez a las 17:10.
El origen de la bala que mató a Álvarez aún no pudo saberse, por lo que todo lo que se sabe es parte del relato de los testigos. El partido se suspendió, en parte porque los hinchas, al enterarse de la muerte, provocaron incidentes dentro del estadio para provocar la suspensión y en parte también porque los propios jugadores de Vélez, al conocer la noticia, decidieron no jugarlo.
Crónica de la muerte
A las 15:56, el servicio de emergencias médicas, SAME, recibió un llamado. Se trataba de Emanuel Álvarez, herido de muerte por un balazo en el tórax. Fue trasladado al hospital Parmenio Piñeiro, donde murió en la guardia de un paro cardiorrespiratorio.
El suceso ocurrió cuando la caravana de colectivos con hinchas de Vélez que se dirigía al Nuevo Gasómetro pasó por la zona de "La Quemita", campo de deportes de Huracán. En ese instante, un proyectil de arma de fuego impactó en cuerpo del socio de Vélez, que viajaba asomado por la ventanilla.
El grueso de la caravana siguió, los hinchas se instalaron en la tribuna hasta que alguien que venía en el colectivo baleado avisó a los que ya estaban en el estadio de todo lo sucedido. Fue entonces que comenzaron a romper el alambrado para impedir que se juegue el partido. Casi al mismo tiempo los jugadores de Vélez, mientras estaban en la boca del túnel a punto de salir al campo de juego, un dirigente del club les informó la desgraciada noticia. Inmediatamente decidieron no disputar el partido, aunque salieron a la cancha.
Varios minutos después,
cuando la suspensión fue oficializada por el árbitro Héctor Baldassi, el grueso de los hinchas de Vélez retornaron a Liniers, pero al pasar de vuelta por La Quemita,el lugar donde le dispararon a Álvarez -insólitamente la custodia policial los hizo volver por el mismo camino de ida-, decenas de hinchas se bajaron de los colectivos e invadieron el predio de Huracán, convencidos que desde allí salieron los disparos, supuesto que con el correr de la tarde fue descartado. Estos hinchas provocaron destrozos en el lugar hasta que la policía los desalojó.
No se sabe aún qué fue exactamente lo que ocurrió, más allá de la desgraciada muerte de Álvarez. Menos aún quién disparó ni de donde lo
hizo. Por eso es que al cierre de esta edición no había detenidos.
Sí hay hipótesis. Una de ellas se refiere a un auto blanco del que bajó una persona y disparó a quemarropa, como parte de una emboscada. Otra, habla de que el disparo mortal partió desde unos pastizales y que los agresores estaban vestidos con camisetas de San Lorenzo. También que todo se originó desde dentro de La Quemita. Hasta ahora no hubo confirmación de nada.
¿La AFA? Apenas una declaración: lamentó los hechos y dijo que "la violencia no es un problema" suyo. Mientras, la muerte volvió a tirar la pelota afuera y bañar de sangre al fútbol.