Sábado 15 de Marzo de 2008 Edicion impresa pag. 33 > Policiales y Judiciales
Otro testigo reconoció la llave del auto de la bioquímica

CIPOLLETTI (AC).- "Por la forma, era la llave", dijo Pedro Soto Mardones, el empleado que tenía Ana Zerdán en el complejo de fútbol 5, cuando le exhibieron la llave del auto de la víctima que está secuestrada en la causa.

Pero hubo preguntas del defensor Jorge Larrea que también plantearon dudas: la llave tenía una muesca, pero la misma que tienen las de los Ford Fiesta, no alguna particularidad, como una rotura, que la pudiera diferenciar de un duplicado de fábrica. Salvo las copias que Zerdán hizo que tenían "un agujerito", como dijo la empleada doméstica que declaró con anterioridad.

No obstante, la acusación sigue considerando la llave como la prueba más importante en contra de Juan Manuel Aguirre, que fue quien la entregó a la policía.

En la audiencia de ayer declararon cuatro testigos. Uno de ellos fue Michel Ureta Cabello, que había quedado del día anterior. Este hombre trabajaba en la parrilla La Rural, el restaurante de Neuquén al que Juan Carlos Aguirre asegura haber ido a cenar con su amante el 17 de septiembre de 1999, día del crimen. Ureta Cabello afirmó que esa noche "no había mucha gente". Y sorprendió con una precisión: "eran 16 cubiertos", dijo tras casi nueve años y sin haberlo declarado con anterioridad. Esta aseveración generó consultas del Tribunal.

En la instrucción al mozo le habían mostrado una foto de Aguirre (padre) para ver si identificaba al imputado como una de las personas que había estado en la parrilla esa noche y su respuesta fue negativa. "Yo no lo vi. Si lo hubiese visto, me habría acordado", expresó ayer antes de que le exhibieran una foto que está en el expediente. En esta instancia ayer no mostró tanta seguridad.

También declaró la amiga de la víctima, Graciela Lizaso, quien relató que apenas unos días después del crimen Juan Carlos Aguirre fue a cenar a su casa junto a Juan Manuel. Estaban los hermanos de Ana que ya regresaban a Salta. Lizaso dijo que ella escuchó cuando Aguirre (padre) le decía a su marido: "Miguelito no quiero nada que no me pertenezca, pero si me pertenece algo, lo quiero" en relación a los bienes de Ana. El último en declarar fue Víctor Hugo Medina. El ex legislador ofició de testigo del primer allanamiento que se realizó en la casa de la víctima, el 18 de septiembre. Medina dijo que en el recorrido realizado por la casa, llegaron hasta el dormitorio en la planta alta. "Estaba ordenado", afirmó.

"Eso demuestra que (Aguirre) nunca se acostó", evaluó el querellante Oscar Pandolfi.

En su indagatoria, Juan Carlos Aguirre dijo que en la madrugada del 18 de septiembre de 1999 se despertó cerca de las 4.30 y como su mujer no había llegado, se preocupó, se levantó y salió a buscarla.

Medina dio algunos detalles de ese procedimiento que desnudaron algunas irregularidades en la etapa de instrucción. Comentó, por ejemplo, que tras el allanamiento no se fajó la puerta de entrada de la vivienda, aunque continuó con custodia policial.

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