BAGDAD (AFP).- Al menos 18 personas murieron ayer en un atentado ocurrido en Bagdad, en una jornada marcada por el hallazgo del cadáver del arzobispo caldeo de Mosul (norte), dos semanas después de su desaparición.
Este repunte de la violencia tuvo lugar cuando apenas faltan unos días para el quinto aniversario de la invasión de Irak por una fuerza multinacional liderada por Estados Unidos con el fin de derrocar a Saddam Hussein.
El cadáver del arzobispo caldeo de Mosul, Faraj Rahou, que fue secuestrado el 29 de febrero, fue hallado cerca de esta ciudad de Irak (a 370 km de Bagdad), considerada como feudo de Al Qaeda. Rahou fue secuestrado el pasado 29 de febrero por individuos armados que mataron a tres de sus guardaespaldas.
El cuerpo presentaba varias señales de bala en su cabeza, según una alta autoridad de la comunidad caldea en Irak.
Poco después de recibir la noticia, el papa Benedicto XVI se mostró "profundamente entristecido" por la muerte del prelado, la más alta autoridad religiosa secuestrada y muerta en Irak. Los caldeos, católicos de rito oriental, constituyen la principal comunidad cristiana en Irak y son una de las más antiguas Iglesias cristianas.
Mientras, en Bagdad, un kamikaze hizo explotar un coche cargado de explosivos en una callejuela comercial junto a una de las principales intersecciones de la capital. Al menos 18 personas fallecieron por la explosión y otras 64 resultaron heridas.