Jueves 13 de Marzo de 2008 Edicion impresa pag. 24 y 25 > Internacionales
Cadena perpetua para el "cura genocida" de Ruanda
Histórico fallo del tribunal que juzga los crímenes de la guerra civil

ARUSHA, Tanzania (AFP) - El abate Atahane Seromba, el primer cura católico juzgado por el Tribunal Penal Internacional para Ruanda (TPIR), fue condenado ayer a cadena perpetua por su papel en el genocidio perpetrado en ese país africano en 1994.

El abate, que era vicario en la parroquia de Nyange (oeste) durante la guerra civil de 1994, fue condenado por genocidio y crimen contra la Humanidad (exterminio).

'El religioso afirmó que era inocente. La condena, dictada en apelación, amplía una primera sentencia a 15 años de reclusión de diciembre de 2006. "La cámara de apelación anula por unanimidad la sentencia a 15 años e impone por mayoría la sentencia de prisión por el resto de su vida", declaró el juez guyanés Mohammed Shahabuddeen.

El 13 de diciembre de 2006, el abate, un hutu que actualmente tiene 45 años, fue condenado en primera instancia a 15 años de cárcel por "ayudar y alentar" a cometer los crímenes de genocidio y exterminio.

Sin embargo, los magistrados de apelación llegaron a la conclusión de que su responsabilidad iba más allá de la ayuda y el aliento, considerando que había aceptado la decisión de las autoridades administrativas locales de destruir su iglesia de Nyange.

"Seromba sabía que aproximadamente 1.500 refugiados se encontraban dentro de la iglesia", indicó la cámara de apelaciones, concluyendo que el abate "ha cometido el genocidio, así como el exterminio, como crímenes contra la Humanidad en virtud de su papel en la destrucción de la iglesia".

Al derrumbarse la iglesia, el 16 de abril de 1994, murieron unos 1.500 tutsis que se habían refugiado allí.

El genocidio ruandés, según la ONU, costó a vida a unas 800.000 personas entre abril y julio de 1994, entre la minoría tutsi y los hutus moderados. La cámara de apelaciones confirmó otra conclusión del primer veredicto según el cual el abate Seromba había aconsejado al conductor de una aplanadora que atacara al edificio religioso por su lado más frágil. Es la tercera vez en la historia del TPIR que la cámara de apelaciones prolonga una pena pronunciada en primera instancia.

Después del genocidio, el religioso se había refugiado brevemente en el ex Zaire (actualmente la República Democrática del Congo), y después en Kenia, antes de ser recibido en Italia, en la diócesis de Florencia, que le permitió ejercer en una aldea de Toscana. Luego de presiones internacionales y de una orden de arresto del TPIR en 2001 que Italia se negó a ejecutar, el sacerdote se presentó ante el TPIR en febrero de 2002, "para que la verdad se manifieste", dijo.

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