SAN PABLO (Télam).- El presidente de la Comisión de Exteriores de la Cámara de Diputados brasileña, Marcondes Gadelha, admitió ayer la posibilidad de implementar controles migratorios más estrictos a todos los ciudadanos europeos que quieran ingresar a Brasil como consecuencia de la deportación de brasileños que pretenden entrar a España.

"Existe la posibilidad de que Brasil tenga que extender el principio de reciprocidad a los países de la Unión Europea por la situación que están viviendo los brasileños cuando viajan a España para ingresar a Europa", dijo el legislador .

Gadelha presidió hoy una reunión de la comisión para tratar la deportación de unos 30 ciudadanos brasileños la semana pasada en el aeropuerto de Madrid. El hecho generó que el gobierno de Brasilia comenzara a aplicar el criterio de reciprocidad con los españoles que intentan ingresar a Brasil, lo que provocó la deportación de 27 ciudadanos de esta nacionalidad en los últimos días.

Anoche a otros ocho españoles fueron deportados desde el aeropuerto de Río de Janeiro, en el marco de la política de reciprocidad. Según el gobierno, 750 brasileños fueron deportados desde España en lo que va de 2008 y cerca de 3.000 sufrieron la misma suerte el año pasado. El "problema no se circunscribe sólo a España, porque España es la puerta de ingreso para Europa; algunos de los jóvenes que fueron deportados la semana pasada no estaban pensando permanecer en Madrid, ellos iban a un congreso científico en Portugal", explicó Gadelha.

El diputado del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) resaltó que "no se puede responsabilizar por todo esto sólo a España, porque ellos también son monitoreados por la Agencia de Fronteras de la UE", y agregó que "hay muchas restricciones contra los brasileños en los aeropuertos de Inglaterra, Irlanda y Portugal". "Estamos conscientes de que la situación es seria, pero es un problema administrable: creo que si el presidente (Luiz Inácio) Lula (da Silva) y el presidente José Luis Rodríguez Zapatero hablaran, esto quedará superado". El conflicto motivó que los cancilleres brasileño, Celso Amorim, y español, Miguel Ángel Moratinos, pactaran una reunión a fin de mes para buscar una solución