Lunes 10 de Marzo de 2008 Edicion impresa pag. 34 > Cultura y Espectaculos
"La gente te respeta cuando decidís arriesgar"
Juan Gil Navarro no teme ser un "malo" de telenovela

BUENOS AIRES (Télam).- Juan Gil Navarro, antagonista de Facundo Arana en la novela "Vidas robadas" de Telefé, dijo no sentirse preocupado por encarnar al jefe de una organización que trafica personas, ya que busca hacer "un personaje creíble, no necesariamente querible".

Hijo del periodista Manuel Gil Navarro, que trabajó en las agencias Télam y DyN, Juan eligió la actuación como forma de expresión y eludió recorrer el mismo camino que su padre, a pesar de que su casa era un apéndice de las redacciones donde se desempeñaba Manuel.

"Cuando era niño quería ser piloto de avión, agrónomo o arqueólogo, pero cuando terminé el secundario elegí ser actor. El ser periodista requiere ser muy paciente y saber jugar un ajedrez muy particular, pero como actor también puedo denunciar temas sociales porque al serlo cubro esto de vivir otras vidas en una sola", evaluó Juan en charla con Télam.

-¿Quién es Nicolás, tu personaje en la tira?

-Mi personaje está realmente enamorado del de Mónica Antonópulos, con quien tiene un hijo y va a hacer todas las locuras que se le ocurran porque la pierde a manos del personaje de Facundo. Pero además en su rol de cabeza de una organización de traficantes de personas, él tendrá como protegida y amante a la hija desaparecida de Soledad Silveyra.

-¿Qué características tiene la personalidad de Nicolás?

-Todo lo malo que se te ocurra, mucho más de lo que se vio en los primeros capítulos, es un tipo resentido, borracho de poder. Es un muchacho de traje y corbata de las más altas esferas que trafica chicas cubierto por comisarios, jueces y políticos, porque "Vidas robadas", más allá de la historia de amor, es una novela de denuncia para que la gente sepa cuántas personas sufrieron esta situación.

-¿Sirve hacer novelas con contenido social?

-Sí, porque hay organizaciones que secuestran a niñas de 10 años porque tienen determinadas características y las tienen esclavizadas y drogadas durante 15 años y luego cuando consideran que no sirven más las tiran a un zanjón. Haciéndola, por ejemplo, nos enteramos de que en este país no hay un ley que castigue el

tráfico de personas y si no se sanciona habrá otras chicas que se sumarán a las 500 actualmente secuestradas.

-¿Tuviste miedo de aceptar semejante papel que puede encasillarte y estigmatizarte ante los ojos del público?

-No, no me dio miedo, porque decidí tomar este rol para crecer profesionalmente y creo que la gente te respeta más cuando elegís arriesgar. Y también tenemos que tener en cuenta que la actuación es jugar a no ser uno y a que el público te crea. Además, es fascinante ver el mal de cerca porque tiene que ver con un morbo y una maldad que tenemos adentro y que sale en determinadas situaciones. Igualmente creo que lo correcto sería no hacer otro villano después de éste. Pero la gente sabe diferenciar, como pasó con Carnaghi que hizo de malvado en "Montecristo" y toda la gente entendió que el actor de verdad es aquel que construye un personaje y busca contar una historia que resulte creíble, sabe que Roberto es un gran actor.

-¿Pero no te preocupa que en el futuro te propongan sólo papeles de malo?

-No le tengo miedo al encasillamiento. Por ejemplo yo hice "Floricienta" y mientras tanto grababa "Historias de sexo de gente común".

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