-En materia de vigencia del derecho internacional hay, al menos en lo que hace a algunos rangos de la aplicación de éste, la sensación de ausencia de vigencia. ¿Comparte esa impresión?

-En parte sí, especialmente cuando uno ve que en la relación entre las naciones impera la política de hechos... de hechos consumados, aplicados ajenos a todo condicionamiento establecido por el derecho internacional. Si hoy uno mira la vigencia en términos de plenitud del derecho internacional, bueno, hay motivo para el pesimismo porque manda lo flagrante... El entrevero Colombia-Ecuador-Venezuela es el caso que tenemos más cercano de sistemas de decisiones que van por afuera de lo establecido por el derecho internacional. Abunda el ilícito en toda esta crisis ahora apaciguada... porque hay una realidad: Ante Estados que se mueven en esos términos, el derecho internacional se mueve como la Cruz Roja: lleva plasma cuando, si es que puede llegar, la sangre ya está corriendo; o sea que el derecho internacional suele sólo tener tiempo para poner curitas.

-¿Qué conclusiones saca de la crisis que acaba de sacudir al continente? ¿Hay razones para ser optimista en relación a que se serenen los espíritus en esa área?

-No soy optimista en cuanto a esto último.

-¿Usted adhiere a quienes sostienen que en la Región Andina se están acumulando problemas que en un momento dado van a estallar?

-Efectivamente, por razones incluso que se hunden en sus propias historias, por causas que hacen incluso a marginamientos de amplios sectores de las sociedades de esos países y por mil razones mucho más palpables, guerras que podaron soberanías y etc., etc., la Andina es una región donde la paz no parece estar muy abonada.

Pero en relación al conflicto que ahora se amortiguó, hemos entrado en el terreno de las obligaciones. Colombia toma nota de que no debe violar la soberanía de sus vecinos, pero sus vecinos le deben explicar a la comunidad internacional qué conducta han tenido y tendrán de cara al futuro con las FARC. Si les dan respaldo, seguirán dándole motivos para que Uribe explique las razones de su política de llevar la guerra al lugar donde se alimente la intranquilidad de su país...

Por otra parte, el conflicto se zanjó, al menos ahora, en un ámbito que no fue la OEA, lo cual nos dice que muchas alternativas pueden, ante casos de esta naturaleza, surgir en medios ajenos a determinados organismos internacionales donde pesan y cantan línea las potencias, donde condicionan de una u otra manera las decisiones en función de sus intereses. Para el caso de la OEA, los Estados Unidos.

-Natalio Botana habla de la oligarquía que maneja el Consejo de Seguridad, la OEA, etc.

-Sí, pero tampoco podemos decir que la OEA no sirve, que es un tema recurrente cada vez tiene que tratar temas muy críticos.

Y en este caso avanzó correctamente en un punto: logró crear una comisión investigadora destinada a determinar claramente lo sucedido entre Colombia y Ecuador.

-¿Qué esperanza hay de que se llegue a saber la verdad?

-Creo que mucha. Si Ecuador venía colaborando con las FARC, se sabrá. Y se sabrá también todo sobre la conducta de Colombia y es posible que salten datos sobre cómo está enroscado Venezuela en todo este tema.

-Correa dice que él nunca llamará terroristas a las FARC. ¿Es una determinación de índole ideológica? En la misma línea está Hugo Chávez.

-Por supuesto que es ideológica.

Y es cierto, como dice el presidente Uribe, que las FARC, al menos en la región fronteriza colombiana-ecuatoriana, no pueden operar sin tener un corredor con Ecuador.

-¿Un santuario?

-Exactamente. Bueno, Ecuador tiene un problema: explicarse. Pero por lo demás, así como el Grupo de Río, en su declaración final ratifica lo inviolable de las fronteras -mensaje claro para Uribe-; también hay resoluciones de las Naciones Unidas que hablan de lo violatorio que es dar respaldo a grupos terroristas...

Acá todos están en un brete. Y el tema divide, en alguna medida, a la opinión pública.

Uribe cosecha respaldo desde el argumento de que tiene derecho a defenderse aunque viole la ley. Ecuador, porque dice "me atacaron". De una u otra manera, el espíritu de Westfalia de 1648, en el que se aseguró la soberanía de los Estados... bueno, todo arrasado.

-¿El derecho internacional puede condicionar la cultura de la guerra preventiva?

-No si no hay voluntad por parte de los Estados. Lo que deteriora al derecho internacional, su aplicación, es la percepción de que los Estados en conflicto se van forjando uno del otro, la sospecha.

-Shimon Peres dice que en política internacional, la sospecha transforma las relaciones en un manicomio.

-Cuando eso sucede, el derecho internacional se transforma en Cruz Roja.

-Un caso concreto de lucha en común contra el terrorismo parece ser la colaboración de Francia con España para neutralizar a ETA, que tuvo y tiene santuarios en el sur francés. ¿Es así?

-Sí, tanto que es una colaboración que fue creciendo en su estructura a lo largo de las dos últimas décadas . Hoy, la Justicia española tiene funcionarios en territorio francés trabajando en el seguimiento de los etarras.

-En su momento, y la comparación no es ligera pero vale, desde algunos escalones de la administración de Felipe González se armó el GAL, un grupo paraestatal que quiso hacer la guerra sucia a ETA. Comenzaron a operar en el sur de Francia, como Uribe cuando cruzó la ecuatoriana. Sin embargo fue desmantelado, cayó un ministro del Interior de Felipe -Barrionuevo-, Vera, secretario de Seguridad, el comisario Amedo, etc. y...

-Recuerdo, recuerdo. Y ése es un buen ejemplo de cómo se evitó la guerra sucia, de cómo se evitaron acciones clandestinas en otros países y de cómo Francia y España redoblaron sus esfuerzos para trabajar legalmente contra el terrorismo.

En la lucha contra el terrorismo es complejo ceñirse al dictado de la ley; pareciera que es más efectivo ir por afuera de ella. Pero cuando esto sucede, el Estado se degrada.

-¿Por qué cree que se llegó tan rápido y tan sorpresivamente a un acuerdo entre Colombia, Ecuador, Venezuela?

-Hay mucha tela aún por conocer...

-¿Los actores principales habrían llegado al límite de sus posibilidades de poder?

-Creo que primó mucho la presión generada, emergente, del contacto con el resto de los mandatarios del continente integrantes del Grupo de Río. Uribe había mostrado todas las cartas, desde pedir disculpas a explicarse; Ecuador y Venezuela no podían avanzar mucho más, no le resultaba fácil seguir en víctimas. No sé, no sé...

-Vuelvo a algo anterior: ¿no hay que ser optimista sobre la paz en la región?

-Optimismo moderado, en todo caso. Mire, sólo la disposición a la integración, a la cooperación, a compartir objetivos es lo que garantiza la paz.

-¿Lo de Chile, Argentina y Brasil en la transición?

-Sí, sí, claro. Caminar juntos no con ausencia de dificultades ni de diferencias sino en un marco para tratarlas, superarlas. Lo otro está claro: es la violencia.

CARLOS TORRENGO

LEONARDO HERREROS