Por alguna razón, los sucesivos gobiernos radicales de Río Negro no han podido -desde 1983- establecer mecanismos de diálogo con uno de los más numerosos gremios de trabajadores estatales: Unter, la entidad gremial de los docentes.

Todo entre ellos parece condenado al conflicto. A la desconfianza. A los malentendidos.

Por eso, cuando durante casi dos años se trabajó en forma conjunta para la elaboración de la Reforma Curricular de Nivel Medio, pareció un avance notable.

¡Por fin! educadores y funcionarios se sentaban a pensar en la educación y salían de los recurrentes tema de salarios, movilidad, escuelas deterioradas y régimen de licencias.

No duró mucho.

La fórmula que derivó en el nudo actual estuvo compuesta por componentes políticos, técnicos y personales, en el marco de una inadecuada previsión de los tiempos y las circunstancias.

De algún modo, un debate de fondo sobre la escuela media de la próxima década quedó atrapado en un sandwich, apretado entre capas de reclamo salarial, escuelas deterioradas y lentas gestiones ante Nación para obtener financiamiento adicional para el sector.

Como parte de un gabinete que no se caracteriza por el dinamismo -y con un gobernador mucho más preocupado por la política que por la gestión-, el ministro César Barbeito impulsó fuertemente al comenzar febrero la puesta en marcha del nuevo currículo de Nivel Medio.

Pero su apuro por mostrar que uno de los proyectos de su área llegaba a buen término después de algo más de dos años y medio de gestión le jugó una mala pasada.

Los cuadros técnicos de su ministerio no desconocían que, si bien el Diseño Curricular en sí mismo quedó escrito en su totalidad a fines del 2007, quedaba todavía mucho por hacer para permitir una implementación "pacífica" y armoniosa.

El primer punto a considerar es que la fuerza inercial, en toda maquinaria pesada, es un elemento que debe ser estimado ante cualquier iniciativa de cambio. Y el Estado en todos sus niveles es, quizás, la estructura más conservadora en materia de rutinas y procedimientos.

Pero, en el caso puntual, otros ejes complicaron el panorama, convirtiendo la ya tradicional puja salarial de febrero en un embotellamiento que involucró todos los temas que rondan el complejo ámbito de la educación en Río Negro:

" Una cosa es imaginar un cambio y otra muy distinta es tener dos semanas para comenzar a transitarlo, sobre todo en aspectos que cambian sustancialmente la metodología de enseñanza, creando talleres donde hasta ahora hubo un docente que habla frente a alumnos que escuchan.

" Además, no se elaboró a tiempo la normativa que debe regir la situación laboral de los docentes afectados a la reforma. El esquema presentado a fines de febrero predispuso mal a quienes vieron peligrar su estabilidad y entrar en crisis el mecanismo de designación, porque se otorgará potestad a

los directores para seleccionar y designar talleristas "a término".

" Era indudable que, por involucrar el régimen laboral de muchos docentes, la reforma debía ingresar a la negociación paritaria. Pero el reclamo salarial y la brecha que todavía separa a la oferta gubernamental de las pretensiones gremiales no es el mejor marco para discutir cuestiones sensibles.

Cuando la irritación se evidenció, la primera reacción de Barbeito fue postergar una semana el inicio de las clases en el Nivel Medio, lo que implicó admitir que los tiempos eran escasos para terminar de pulir todos los detalles.

Insistió en su idea de que la aplicación fuera obligatoria en las 85 escuelas en condiciones de adoptarla, pero luego retrocedió al ver el rechazo del Congreso de la Unter. Pese a ello, no quiso pagar el costo de no comenzar este año con el plan en marcha en ninguna escuela. Y en esto, más que razones operativas, parece prevalecer la intención de no quedar políticamente descolocado.

Lo que sobrevino luego fue más conflicto: cada grupo, cada docente, se atrincheró en sus posiciones, complicando el clima interno en los establecimientos.

Hasta el viernes, sólo tres colegios habían realizado las asambleas de concentración de cargos, necesarias para confirmar designaciones y tareas.

"Es normal. En el '86 la Reforma comenzó en cinco escuelas", se dijo desde el ministerio. Y la memoria trajo -como sin querer- la experiencia de dudas, conflictos y frustración que generó aquel proceso, cuya evaluación incluye méritos pero también falencias.

Pero, en el fondo, lo que se advierte es la falta de políticas coordinadas en el gobierno de Miguel Saiz. La autonomía de los ministerios -deseable en algún aspecto- muestra su peor perfil cuando se advierte la ausencia de un compromiso generalizado en favor de lo que deberían ser "políticas de Estado".

Prueba de ello es que la reforma del currículo de Nivel Medio no mereció más que una referencia general en el mensaje del gobernador, cuando implica un hecho trascendente -sea la valoración que se le dé- para miles de docentes, alumnos y padres. Lo peor es que, en lugar de evitar toda confusión, el propio Saiz lo vinculó con el conflicto docente, al pasar a renglón seguido a hablar de los alumnos "rehenes".

Tampoco merecieron una atención puntual en su mensaje la obra social Ipross, la falta de concreciones en viviendas o las falencias en Salud y Policía.

Un gobierno que habla de que su prioridad es el desarrollo humano, muestra en realidad una indiferencia notable ante las innumerables señales de los graves problemas de organización y gestión.

Y los pocos estamentos técnicos que se abocan a trabajar en proyectos pensando en algo más que la coyuntura, no parecen contar con el acompañamiento necesario para la concreción de sus programas.

Hace apenas una semana, el gabinete entero y el bloque oficialista tronaron en contra del severo cuadro que la defensora del Pueblo planteó ante la Legislatura provincial. Pero, más allá de algunos epítetos altisonantes, nadie dio muestras de sentirse avergonzado por el peso de las evidencias.

Lo único que pareció molestar al gobierno fue que la funcionaria cumpliera con las responsabilidades de su cargo. Y tal molestia tornó evidente que, al designar a una correligionaria en un puesto de esa naturaleza, se buscó precisamente evitar las molestas críticas y reclamos que justifican la existencia misma de la Defensoría del Pueblo.

Ahora, la Unter cuestiona que el gobierno ni siquiera busca ante Nación los fondos adicionales que dice necesitar. Y la ruptura de la paritaria por parte de los funcionarios es un dato que ensombrece la posibilidad de una pronta solución del conflicto. Sobre todo, porque es el propio ministro Barbeito el que vuelve a mezclar salarios con reforma curricular.

Otra vez, alguien tiró de la madeja y los nudos y, en lugar de aliviarse, se tensaron más y más.