NEUQUÉN (AN).- La piel del hombre con estampas de miedos y de pasado. La otra piel, la que se usa para modificar, ocultar o revelar el ser interno. Dos pieles que se unen en una misma identidad y que dieron vida a una muestra de fotografías y esculturas de las artistas españolas Isabel Muñoz y Maribel Doménech. "La piel de los hijos de Gea" se inauguró el pasado viernes en el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) y permanecerá allí hasta el 7 de abril.
Con la presencia del director del MNBA, Oscar Smoljan, el intendente capitalino, Martín Farizzano, autoridades municipales, las artistas y el curador español Amador Griñó se abrió al público esta exposición que desnuda las más crudas realidades humanas.
La muestra que contiene más de veinte fotografías de Muñoz y una escultura de Doménech, ofrece dos miradas diferentes sobre el cuerpo humano y aquello que el propio hombre le imprime para marcar una identidad. Así, tatuajes, cicatrices y vestimentas delimitan las fronteras del ser interno e invitan a ver un poco más allá, a decir lo indecible, lo que se oculta detrás de una imagen.
"La muestra es la tesis de un proyecto sobre la piel de los hombres y mujeres. Dentro de esta reflexión hay dos miradas diferentes. Hay una tesis sobre las pieles que los hombres construyen para arreglarse porque nacemos totalmente desnudos y sin ninguna gracia como las aves del paraíso o los tigres", explicó Amador Griñó, curador de la exposición.
"Son perspectivas muy diferentes, tal vez tenga que ver con que en una es más tangible la imagen de ese cuerpo y la otra es una mirada sobre ese cuerpo que no se ve. Las dos abordamos el tema de la identidad: cualquier cicatriz, cualquier signo nos introduce en una identidad cultural concreta. Isabel tiene una mirada hacia afuera, hacia lo real y yo tengo una mirada más interior, más introspectiva. Tomamos el cuerpo y esa se
gunda piel, y cómo la modificamos para hablar de identidades", agregó Doménech.
"La piel de los hijos de Gea", nombre significativo por sí mismo ya que Gea era una diosa griega que personificaba a la Tierra, es una propuesta que a modo de espejo sugiere e invita a analizar las dos caras de una misma manera, las dos formas de una misma piel. Lo que se ve, lo que se oculta, lo que se quiere mostrar al pintar el cuerpo o lo que realmente oculta y al mismo tiempo revela un vestido tejido
sobre un cuerpo desnudo.
Doménech realiza sus esculturas tejiendo hilos de cobre y "el hecho de tejer tiene un fuerte sentido si se lo piensa desde la mitología. El tejido fue un arma para Filomena, una tejedora escondida y puesta para que nadie la vea, encuentra a través del tejido la manera de contar sus desgracias y sus infortunios para poder salir de eso", comentó Griñó.
Esta muestra ya visitó varios museos de Brasil y también el Centro Cultural Recoleta, de Buenos Aires. Desde Neuquén, luego partirá hacia Paraguay, Santo Domingo y Cuba, entre otros países. La muestra, que compartirá la sala con los cuadros de Benito Quinquela Martín y otros pintores de La Boca, se puede visitar de martes a viernes de 10 a 21, sábados de 10 a 14 y de 18 a 22 y los domingos y feriados de 18 a 22.
