Domingo 09 de Marzo de 2008 Edicion impresa pag. 43 > Cultura y Espectaculos
MARCELO ÁLVAREZ, Triunfo de un argentino en Nueva York
No siguió los consejos de los que le decían que abandonara el canto y con su perseverancia logró un lugar destacado en la lírica mundial.

Luego de una larga ausencia, el tenor argentino Marcelo Álvarez regresó triunfante a el Metropolitan de Nueva York en el papel de Don José en "Carmen", de Georges Bizet, dirigida por Franco Zeffirelli, en una interpretación que el "New York Times" calificó de "ardiente y robusta".

A los 46 años, Álvarez, oriundo de Córdoba, Argentina, ha pasado de virtual desconocido a estrella indiscutida de la ópera en Europa, donde desarrolló la mayor parte de su carrera y se ha convertido en uno de los artistas latinoamericanos más cotizados, en un firmamento en el que brillan las voces de otros astros de América Latina como el peruano Juan Diego Flórez y el mexicano Rolando Villazón.

Alentado por su esposa Patricia, Álvarez estudió canto en su país y estaba dedicado a administrar el negocio de mueblería de su familia hasta que, a mediados de los años '90, decidió tentar suerte en Italia.

Juntó unos magros ahorros y partió a la península, donde haber ganado un concurso de aficionados le valió una oferta para reemplazar a un tenor enfermo en el teatro La Fenice de Venecia, en el que debutó en "I vespri siciliani", de Giuseppe Verdi.

La crítica lo saludó de inmediato como un artista promisorio y de allí pasó a cantar profesionalmente en Génova, Bolonia y finalmente en La Scala de Milán, donde se ganó el aplauso y el entusiasmo de los exigentes aficionados italianos.

Atrás habían quedado las advertencias de tono negativo que recibió en la Argentina, donde se le repitió muchas veces que era demasiado "viejo" para comenzar una carrera operática: tenía más de 30 años y nunca fue seleccionado en las audiciones del teatro Colón de Buenos Aires.

Tras cantar en los principales escenarios europeos, Álvarez debutó en el Metropolitan de Nueva York en "La Traviata", de Verdi, con dirección artística del mismo y exquisito Franco Zeffirelli.

En ese entonces, el tenor argentino limitaba su repertorio al "bel canto", que tiene menos exigencias técnicas, con el objeto de proteger y perfeccionar sus habilidades vocales.

"Si quisiera cometer un suicidio, me pondría a cantar 'Tosca' y en cinco años no tendría voz ni para decir hola", declaraba en ese entonces.

Finalmente, en el 2006 comenzó a incursionar con éxito en el repertorio "lírico spinto", una forma de vocalización que exige un uso mucho más amplio de los recursos actorales y de canto.

Así, recorrió un repertorio que comprendió el duque en "Rigoletto", Edgardo en "Lucía di Lamermoor" y Cavaradossi en la misma "Tosca", papeles que abordó cuando sintió que finalmente su voz estaba madura.

"Ahora, a los 46 años, ya no necesito cuidar tanto la voz. Ya no soy más un niño", declara sonriente.

"Me gusta cuando los periodistas me dicen que cada vez que cambio repertorio me encuentran algo nuevo", agrega hoy.

Su empeño, actualmente, está centrado en captar lo que él llama "los matices que

marcaron los compositores: los fortes, los crescendos, los pianos. Cantar de esta manera es mucho más difícil. En todo este nuevo repertorio siempre respeto lo que los compositores querían", dice.

Aunque su voz no tiene la potencia o el volumen del fallecido Luciano Pavarotti, la crítica europea ya lo ha consagrado como uno de los grandes sucesores del maestro italiano.

La influyente revista "Opera News" no dudó en calificarlo de "uno de los tenores más ardientes de la actualidad".

Sus presentaciones en Europa, exigidas cada vez más por los aficionados, los críticos y los directores de célebres teatros de ópera como el Covent Garden de Londres, la Deutsch Oper de Berlín y la Ópera del Estado de Viena, han pasado hoy de un máximo de 45 por año (en 1998) a más de 60, incluyendo recitales de solista y numerosas grabaciones, entre ellas un homenaje al legendario Carlos Gardel.

Inicialmente, produjo material de "bel canto" para el sello discográfico Sony y, tras cambiar su contrato al sello Decca, será el protagonista de una serie de DVD titulada "Tutto Verdi", que esa casa de discos lanzará en breve en Europa y los Estados Unidos, en homenaje al centenario del gran compositor.

Pero aun hoy, en la cumbre de la popularidad y la fama mundial, Marcelo continúa protegiendo celosamente su vida privada y sus vacaciones que, dice, "son sagradas".

En esas vacaciones ha regresado ocasionalmente de Milán, donde reside, a visitar a su familia en Córdoba. Allí, sin embargo, tuvo que acceder a las demandas del público cordobés, que quería escuchar al hijo pródigo que logró la fama fuera de su provincia natal.

Hoy admite sin muchas dudas que el suyo ha sido un triunfo que confirma aquello de que nadie es profeta en su tierra. Y declara que está feliz de no haber escuchado los consejos negativos de algunos de sus compatriotas, cuando le dijeron que era imposible triunfar en Europa. En lugar de eso, hizo lo que le pidieron en el concurso en Italia: "Cante, cante". Una persistencia que, sin duda, ha dado sus frutos.

 

 

(*) Periodista argentino independiente radicado en Estados Unidos desde 1978

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