Domingo 09 de Marzo de 2008 > Carta de Lectores
"¿Qué pasaría si desapareciera una persona en una provincia y apareciera en otra?"

La Justicia me defraudó, empezando por la Policía, -Comisaría 1ª-, el Juzgado de Instrucción Nº 1 de Neuquén capital y la Policía de Allen -Comisaría 6ª- para terminar con el Juzgado de Instrucción Nº 2 de General Roca, en Río Negro.

El 7 de junio de 2007 a la noche le fue robado, en la calle Yrigoyen al 950 de la ciudad de Neuquén, el auto de mi propiedad -un R 12 modelo 1986- a mi hijo. A partir del día siguiente a primera hora empezó mi calvario en la Comisaría 1ª de esa ciudad, a efectos de realizar la correspondiente denuncia de robo -la cual fue tomada por el oficial Cerda-.

Durante unos veinte (20) días recorrí cada rincón de la ciudad, Plottier y Senillosa con el anhelo de encontrar el auto y, para mi sorpresa, al consultar en cada comisaría sobre novedades del vehículo comprobé que ninguna tenía conocimiento del robo.

El 9 de julio, a través de una llamada telefónica un tercero conocido me recomendó acercarme a la ciudad de Allen (Comisaría 6ª), donde había un auto similar al mío. Efectivamente: era el vehículo de mi propiedad. Ya en el interior de la comisaría consulté quién tenía la causa del auto estacionado en la vereda del organismo y me informaron que debía hablar con el oficial Leiva. Luego de dos días volví con toda la documentación del auto y entonces el oficial Leiva ya no se encontraba a cargo de la causa; fui atendido por el oficial Gómez, quien me manifestó la imposibilidad de realizar trámite alguno ya que dependía de Leiva. Después de ese día concurrí a la comisaría en cuatro oportunidades y nunca más encontré -o no me quiso atender- a Leiva.

Con fecha 17 de agosto (40 días después del secuestro del auto) salió de la comisaría de Allen el preventivo a la Fiscalía, que se encuentra a escasas tres cuadras de aquélla. De la Fiscalía pasó al Juzgado de Instrucción Nº 2 de General Roca, donde se armó el Expte. 40.445/07-IPP 10.393/07. Luego el expediente empezó a viajar de Roca a Neuquén, a la Fiscalía -ya que la denuncia de robo estaba confeccionada en esta ciudad-, y nuevamente a Roca y yo, con mis 73 años, detrás del bendito expediente.

Al ver que por más que pasaba horas esperando en la Fiscalía de Neuquén, así como también en el juzgado de Roca, con fecha 16 de julio mandé mi primera nota al Juzgado de Instrucción Nº 1 de Neuquén y el 4 de octubre hice lo propio al juzgado de General Roca. A la fecha no he recibido respuesta alguna.

Personalmente me presenté en el juzgado de Neuquén, a cargo del doctor Juan José Gago, aunque me fue imposible hablar con él. Acto seguido remití una nota al juzgado de General Roca solicitando la entrega del vehículo en reiteradas oportunidades -con fecha 10/9 y 20/11- y tampoco recibí respuesta alguna.

Ya cansado de tanto ir y venir, me apersoné en el juzgado de Roca para ver si había alguna contestación sobre mis reclamos. Allí un empleado me dijo que las notas enviadas debían haber sido firmadas en su presencia o ido legalizadas por escribano para darles curso; asimismo, me informó que el expediente, por jurisdicción, había sido remitido a la Fiscalía de Neuquén -para esto, ya estaba por empezar la feria judicial-. Allí me presenté; me manifestaron que mi vehículo, según los peritos, se encontraba con adulteración de chasis y que me podían entregar solamente el motor. Ante esa respuesta de la señora fiscal, le solicité que si había adulteración de chasis por qué no se me entregaba el vehículo como depositario judicial hasta tanto se expidieran los juzgados -de Roca o Neuquén- o, en su defecto, que quería retirar todo el vehículo dejando solamente el chasis (motor, caja, vidrios, puertas, ejes, etcétera). Ante este petitorio y tras decir que nunca le habían hecho un pedido similar, la señora fiscal elevó nuevamente las actuaciones al juzgado de Roca excusándose de dar un fallo por haber sido el vehículo secuestrado en la provincia vecina.

Como el juzgado de Río Negro tampoco tiene respuesta para dar, el expediente en cuestión fue elevado a la Corte Suprema de Justicia de la Nación a fin de que desde ese cuerpo se dictamine sobre la entrega del vehículo, que a la fecha ya se encuentra en total deterioro.

Pregunto: si por un automóvil R 12 modelo 1986 que se encuentra casi totalmente deteriorado los juzgados de la zona recurren a la Corte Suprema de Justicia de la Nación, ¿qué pasaría si desapareciera una persona en Neuquén capital y apareciera muerta en la provincia de Río Negro? Estos señores funcionarios judiciales, ¿a quién recurrirían, a La Haya?

Señores jueces, la respuesta mándenla al archivo. Hoy se cumplen ocho meses y no he recibido una respuesta firme ni nunca fui atendido por los jueces, sino por los voceros de los distintos juzgados.

 

César Domínguez, LE 6.922.815 - Neuquén

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