Por segunda vez consecutiva, los españoles acudirán a las urnas en la estela de un atentado terrorista.
Hace cuatro años votaron tres días después de los atentados islamistas en Madrid, que dejaron 191 muertos y más de 1.800 heridos en cuatro trenes de la capital. Hoy lo harán después de que ETA matase el viernes a un ex concejal en el País Vasco.
El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, lo advirtió en reiteradas ocasiones. "ETA puede todavía matar y desgraciadamente creemos que de aquí a las elecciones del 9 de marzo lo va a intentar". El refuerzo de la seguridad de cara los comicios no consiguió evitarlo.
Hace cuatro años, la gestión que el gobierno de José María Aznar hizo de los atentados del 11-M, apuntando insistentemente a una autoría de ETA cuando todos los indicios apuntaban al terrorismo islamista, provocó una movilización electoral que, según los analistas, fue decisiva para el triunfo del socialista José Luis Rodríguez Zapatero.
En esta ocasión, nadie discute la autoría. Pero la influencia que el primer atentado mortal de ETA en 2008 puede tener en los comicios de hoy es incierta, tras el fallido proceso de diálogo que el presidente del gobierno español llevó a cabo en esta legislatura con ETA y que lo enfrentó directamente con el Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy y que motivó una fuerte crispación política y social.
Rajoy llamó hoy a la unidad y no aludió directamente a la negociación con ETA que tanto ha esgrimido en los últimos tiempos, pero lanzó un "todo el mundo sabe lo que pienso" muy significativo.
"Los terroristas", dijo Zapatero en su comparecencia institucional, "han querido interferir hoy en la pacífica manifestación de los ciudadanos convocados a las urnas".
El atentado confirma lo que desde el gobierno de Zapatero se ha dicho en numerosas ocasiones en los últimos meses: que ETA está muy debilitada, pero que eso no significa que carezca de capacidad para matar. (DPA)