BAGDAD (AP)- Dos bombas que estallaron con una diferencia de minutos en un atestado distrito comercial de Bagdad ayer dejaron un tendal de 55 muertos y 130 heridos, un recordatorio de que los ataques letales son una amenaza cotidiana en el país, aún cuando haya disminuido la violencia.
Nadie se atribuyó de inmediato la responsabilidad de las detonaciones. Pero los ataques dinamiteros consecutivos se convirtieron en una marca de los atentados contra civiles de al-Qaeda en Irak durante el pico de violencia en Bagdad en el 2006.
Como en oportunidades anteriores, la táctica busca concentrar a la gente en el primer ataque -especialmente a las fuerzas de seguridad y a los servicios médicos- antes de que detone el segundo artefacto.
Los iraquíes disfrutaban de un agradable anochecer de primavera cuando un artefacto escondido debajo del puesto de un vendedor explotó junto a una calle en Karrada, un vecindario chiíta de clase media.
Cinco minutos después, un atacante suicida detonó los explosivos que llevaba en su cinturón, expresó Mohamed al-Rubaie, director del municipio de Karrada, al canal de televisión estatal Al-Iraqiya.
Dijo que más de 50 civiles murieron y más de 100 resultaron heridos. La mayoría de las víctimas eran adolescentes o adultos jóvenes, y cuatro eran mujeres, manifestaron fuentes policiales y funcionarios de tres hospitales. Funcionarios del ministerio del Interior manifestaron que 53 personas murieron y 130 resultaron heridas.
Los informantes hablaron a condición de mantener sus nombres en el anonimato porque no estaban autorizados a dialogar con la prensa. Un agente policial dijo que las detonaciones también dañaron siete negocios y cuatro automóviles estacionados. También hablaron a condición de mantener sus nombres en el anonimato porque no están autorizados a difundir información. asan Abdula, propietario de un comercio de prendas de vestir, estaba cerca de su tienda cuando se produjo la primera explosión a unos 150 metros (164 yardas) de distancia. Empezó a correr hacia el lugar cuando estalló el segundo explosivo. "Vi que cayeron una pierna y una mano cerca de mí mientras caminaba. Todo el lugar quedó convertido en un caos", comentó el comerciante, de 25 años. "Los heridos pedían ayuda a gritos y la gente salía corriendo despavorida. Las camionetas policiales y las ambulancias llegaron para recoger a las víctimas". Karrada estaba atestada porque era el comienzo del fin de semana iraquí y el clima era agradable. "El objetivo de dichos ataques es la matanza al azar de tanta gente como sea posible para aterrorizar al pueblo iraquí", afirmó. La violencia ha caído en Bagdad en los últimos seis meses con el refuerzo de los soldados estadounidenses, un cese de fuego de la milicia chiíta Mahdi, y el alejamiento de algunos sunnitas de al-Qaeda.