NEUQUÉN (AN).- La trova, género tan ancestral como contemporáneo transita por carriles muy diferentes a otros estilos. La trova no es sólo música, no es multiplicidad de acordes bien conjugados. La trova es palabra, poesía, pero por sobre todo es sentir popular y emoción, acompañados de música. Quien la interpreta lo sabe, los trovadores sienten que el instrumento principal es el corazón más que la guitarra o la mandolina.
Agustín Queipo, músico y trovador, comenzó a escuchar trova latinoamericana desde que usaba pañales y cuando tomó en sus manos una guitarra por primera vez supo con certeza que su camino estaba ya marcado. Veintitantos años después de haber descubierto a Silvio Rodríguez, con una carrera afianzada en la zona, lanza su primer disco de "trova argentina" al que bautizó "Hecha la luz, hecha la sombra".
En un recital intimista y cálido, presentará su trabajo, hoy a las 22 en el Ambito Histrión, ubicado en Chubut 240. Las entradas anticipadas se pueden adquirir en el local de Mix Laser de Buenos Aires 392 o en librería Libracos de Corrientes y Perito Moreno.
"Este disco es una recopilación de canciones que escribí desde que era más chico. Elegí las doce canciones que tenían más que ver conmigo ahora y con la gente. Trato de decir las cosas un poco más camufladas porque de eso se trata. No es necesario explicar lo que se dice porque no sino no existiría la poesía. Lo especial de la trova es que la gente le agrega un nuevo significado a la letra. Uno plantea un 50 por ciento de la idea, el otro 50 por ciento se multiplica en cada espectador y eso hace que la canción sea siempre diferente", comentó Agustín Queipo.
El género del pueblo
La particularidad de la trova es que se apoya en una música simple, porque lo que importa son las letras y su contenido. El antecedente más antiguo de la trova son los cantos que difundieron los caballeros medievales a través de los juglares.
"Yo no soy un atleta de la música ni del canto. Creo más en la pasión y en la emoción. Si uno quiere emocionar, primero tiene que tener emoción en la propia carne para cumplir con la máxima meta del arte que es transmitir. El trovador tiene como objetivo decir de una forma más bella las cosas más ordinarias y comunes. Estamos hablando de un género donde en las canciones la letra, la idea, el mensaje va al frente, es un género del pueblo. Escuchar decir lo que alguna vez uno quiso también decir de una forma más linda es lo que siente el que escucha la trova y es ahí donde el público recupera el sentido de este estilo", definió el trovador.
Queipo cree fervientemente el poder de la pasión. "La pasión es el combustible único para hacer cualquier cosa", dijo.
