Miércoles 05 de Marzo de 2008 Edicion impresa pag. 48 > Deportes
Interrogantes en el camino del mejor
Federer no aparece como imbatible. Se diluye su aura de superhombre.

DUBAI (DPA) - ¿Qué le pasa a Roger Federer? La pregunta se la hacen millones de aficionados al tenis, asombrados cómo se diluye el aura de súper hombre del número uno del mundo. Su dominio en el ranking es menos abrumador que nunca, porque esta semana sólo le lleva 400 puntos al español Rafael Nadal, la menor diferencia en tres años de lucha por la cima.

¿Hay que ir pensando en cambios? Federer niega convencido, mueve la cabeza de lado a lado.

"No, la gente piensa que hay que cambiar todo si perdés. Pero no hay receta. Uno puede perder, está dentro de las posibilidades", señaló.

"Lo único que puedo hacer es ser lo más profesional posible. Claro, en los años anteriores ganaba el cincuenta por ciento de los torneos que jugaba, y eso es muy cómodo. Pero a veces te toca perder", aseguró.

Como perdió en las semifinales de Australia ante el serbio Novak Djokovic; en Madrid y París ante el cordobés David Nalbandian, o con el chileno Fernando González en su debut en Shanghai antes de recuperarse y cerrar la temporada ganando el Masters.

Fueron ocho derrotas en 2007 contra cuatro en 2006. Y en 2008 ya lleva dos. La culpa de todo es, en parte, de un pollo, causante del virus estomacal que abortó su preparación para Australia.

"Es como si no hubiera empezado la temporada aún", aseguró un cercano colaborador del suizo.

Federer es uno de los número uno más impecables de la historia. Nadie dominó el tenis con tanta autoridad y elegancia al mismo tiempo.

El pasado domingo atendió a la prensa más de una hora. Estaba tenso, preocupado. A su lado, todos daban por descontado que Federer ganaría su quinto título en Dubai y las preguntas apuntaban a los Grand Slam, al sexto Wimbledon y a la gloria olímpica.

Sólo Federer era consciente de que este año se estaba viendo una versión devaluada de su juego.

Por eso no se enojó luego de la derrota. "Estaba triste. Esto es nuevo para él, y es algo que ya empezó el año anterior, cuando perdió los dos partidos con (Guillermo) Cañas", analizó el colaborador del suizo, quien en Dubai buscó, sin encontrarla, algo de paz.

La intención era quedarse en su piso de "Dubai Marina", pero cedió y se alojó en un hotel de ensueño, pero no el hogar que buscaba.

Condujo un Mercedes-Benz negro, feliz de saltearse por una vez el servicio de choferes. Y la misma noche de su trago amargo ante Murray tuvo un gesto "federiano". Habló con la prensa y fue directo a encontrarse con una joven local que le había presentado un proyecto para su fundación.

El suizo recibió en mano una donación de 80.000 dólares y conversó con la benefactora. Estaba, de alguna manera, mostrando que es un tipo normal fuera de la cancha. Y ahora quizás también dentro.

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