Sábado 01 de Marzo de 2008 Edicion impresa pag. 04 > Nacionales
ESCENARIO: Verani trata de remendar la carpa radical

CARLOS TORRENGO

Pablo Verani saborea la tarta de verduras que eligió para almorzar. Los 70 años le han ablandado el rostro. Y hay arrugas, claro. "Pero las arrugas templan el espíritu", solía decir su correligionario , el "Chino" Balbín.

-Mirá "Rafa"... no le podíamos dejar la reforma de la Constitución Nacional a Menem, ¿sabés lo que hubiera hecho ? -dice levantando las cejas, casi como buscando convencer.

-Sí Pablo... pero en el Pacto de Olivos perdimos nuestro rol opositor. Ahí comenzó a diluirse el radicalismo, Pablo...

-Veníamos cascoteados, "Rafa"... ¡cascoteados desde el '89. Nos habíamos ido mal del gobierno nacional, "Rafa"... ¡nada fue de golpe, "Rafa"...

-Sí, Pablo, sí... ¡pero Olivos! -responde Rafael Pascual, 57 años. Un operativo con proyección propia en el radicalismo porteño, partido en el que se suele decir que "Rafa" nació con la boina blanca puesta.

-Hay que hablar con todo el partido -agrega Verani y acota: no nos tenemos que lastimar más de lo lastimados que ya estamos. Hay que bajar el volumen. ¡Todos, "Rafa", todos!... Morales; los que se asumen como K, pero son radicales. Aquellos a los que se nos suspendió la afiliación pero somos radicales y no radicales K. He hablado con el senador Sanz sobre este tema, está de acuerdo, también con otros hombres del partido -insiste Verani.

-Sí Pablo, ¡pero esa reforma!... ¡ahí Pablo, ahí nos olvidamos de lo que es ser opositor -reflexiona Pascual y sus palabras recuerdan a aquel arranque de "Conversación en la Catedral" en aquello de: "¡Cuándo se pudrió todo, Zabalita!"...

-Hay que encontrarse "Rafa"... Mirá, la semana que viene Margarita Stolbizer va a Viedma. Yo les pedí a todos los radicales que vayan. A unos y otros: a todos. En este camino de juntar cabezas hablé incluso con el senador Sanz -agrega Verani.

El encuentro fue circunstancial. Escenario: las oficinas que el ex mandatario rionegrino ocupa en el anexo que el Senado de la Nación tiene en la calle Irigoyen, entre Entre Ríos y Paraná. Oficinas que ocupó su amigo Luis Falcó, fallecido meses atrás mientras era miembro de la cámara alta. Un espacio organizado, ajeno a toda exigencia estética.

-Pero en los hechos, usted es K -lo interpela este diario.

-No, soy un radical que en una coyuntura determinada y en el marco de un estado calamitoso del partido, jugó en una sociedad determinada. En la elección a presidente, todos los radicales jugaron aquí o allá. Ya que hablamos de Stolbizer, ella jugó con Carrió pero se ratifica como radical y ajena a irse a otro partido. Eso soy yo. Se jugó en distintas sociedades. A nosotros nos decían que el peronismo nos cooptaba, pero mire los que les pasó a quienes jugaron con Lavagna, ¡los dejó en la banquina! La misma Margarita se los había advertido: "¡Los va a dejar tras la elección!". ¡Peronista es Lavagna y lo era durante la campaña, cuando aparecía cantando la marchita y sacándose fotos con otros popes del PJ!

-¿Pero para qué cohesionar al radicalismo si una parte del partido se sumó al gobierno nacional con armas y bagajes?

-Porque el radicalismo es necesario como equilibrio en el juego de poderes. Además, yo no veo contradictorio que, en el marco de ese juego, se pueda coincidir con esta o aquella línea del gobierno nacional. Por lo demás, yo ya marqué diferencias. Lo hice a la hora de votar, que lo hice en disidencia, la ley de Emergencia Económica y también la ley del Cheque. Pero estoy cansado de las oposiciones obstrucionistas y nada más. ¡El radicalismo tiene que salir del mareo que tiene!

-¿O de su tradicional falta de ideas que lo acompaña desde siempre?

-Bueno, bueno... hay algo de eso. Nuestro déficit es de un proyecto que salga del voluntarismo...

-¿Usted cree que Morales debe dejar la jefatura del partido?

-No, debe aflojar el discurso de "ellos o aquellos". Ir rincón por rincón del partido.

-¿Uste cree que el partido importa a mucha gente?

-Sí, por calientes, unos y otros dejamos a mucha gente a la intemperie.

Verani se despide. Toma por los hombros a Rafael Pascual, que gira, mira a "Río Negro", y dice:

- Como decía Alem: "Necesitamos el instante, el fuego lo ponemos nosotros".

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