Sábado 01 de Marzo de 2008 Edicion impresa pag. 45 > Cultura y Espectaculos
Una "verdadera fiesta" de improvisación y movimiento
La banda de jazz fusión Zeze Trío toca hoy a las 22. Harán los temas de su último disco, "Acid".

NEUQUÉN (AN).- El prontuario del grupo cipoleño Zeze Tribu ostenta una nominación a los premios Gardel y numerosas presentaciones en pubs de la zona, teatros y festivales de jazz, blues y rock.

Como les gusta decir a ellos "verdaderas fiestas", donde confluyen la improvisación y el movimiento. Así, bien arriba, esta tribu musical subirá hoy al escenario de Avenida Argentina y Carlos H. Rodríguez (a las 22) para abordar un repertorio de electro-jazz con tintes roqueros, de soul y funk en una estruendosa fusión. Lo hacen en el contexto del programa "Neuquén Cultural" impulsado por la municipalidad de Neuquén.

Zeze (líder de la banda) advierte al público que "la pasarán muy bien" y que ellos tienen mucha pila. Él en guitarra y voces, Cristian Cifuentes en batería y Lucas Cocio en el bajo (de catorce años) forman este trío de jazz fusión que hoy tocará acompañado por Jairo en teclados y Marcos Joubert en saxofón.

Lucirán los temas de su último disco "Acid" editado en el 2005. Este trabajo fue nominado a los premios Gardel en la categoría del "Mejor disco de jazz del año", toda una bendición para estos chicos que no paran de sorprender. No faltarán seguro "Sapo Rock", "Acid", "Scote", "Tamborero" interpretados de manera intensa.

Ahora la tribu prepara su segundo trabajo discográfico que se aleja del jazz estándar y se enriquece con el rock y hasta el gospel. "Queremos hacer algo nuevo", adelantó Cristian, una opción que eligió el trío hace rato y les trajo muy buenos resultados.

"La banda tiene muy buena respuesta de la gente, más que nada porque hacemos algo diferente", dijo el batero que toca con Zeze hace algo de diez años. "Estos últimos años hemos podido salir adelante, no aflojar, no salirnos del enfoque de hacer música moderna, de fusión", agregó.

Zeze Tribu compone sus canciones y se nutre tanto de los sonidos academicistas (propios de la formación en escuelas de música) como los diálogos musicales y la fluidez de la improvisación.

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