Sábado 01 de Marzo de 2008 > Nacionales
Entusiasmo oficial y frialdad opositora
La presidente fue recibida y despedida con ovaciones cerradas de los integrantes de la Cámara de Diputados y Senadores que participaban de la Asamblea Legislativa. A la salida saludó al público. No se lo vió a Kirchner.

La presidenta Cristina Fernández pronunció su primer discurso de apertura de sesiones anuales del Congreso, que improvisó en toda su extensión, y fue recibida con entusiasmo por las bancadas oficialistas de ambas cámaras, pero con frialdad por la oposición, y pudo saludar personalmente a cientos de militantes que concurrieron a ovacionarla en la Plaza de los Dos Congresos.

La jefa del Estado fue recibida y despedida con ovaciones cerradas de los integrantes de la Cámara de Diputados y Senadores que participaban de la Asamblea Legislativa y fue apoyada con una treintena de aplausos por parte de los bloques del Frente para la Victoria.

Cuando concluyó el discurso y salió al frente del Congreso, se acercó a saludar a los militantes que estaba en su espera tras las vallas y recorrió unos 50 metros hasta la esquina de Rivadavia y Callao, estrechando manos, saludando con besos y recibiendo papeles con pedidos.

Fernández pronunció un discurso de poco más de una hora y cuarto, sin leer ningún texto, ni recurrir a papeles de ayuda memoria y mostró su capacidad oratoria cuando pronunció frases completas, hechas en un tono enérgico y sin equivocar las dicciones.

Sin embargo no se observó la presencia de su esposo, Néstor Kirchner, quien tampoco fue visto en el momento del arribo al Congreso. Cristina Fernández pronunció un discurso muy celebrado por los justicialistas, mientras el recinto se llenó de volantes lanzados por la Juventud Peronista desde la bandeja superior, cuando la Presidenta exhortó a trabajar para que "todos vuelvan a tener la oportunidad que tuvimos nosotros" de estudiar en universidades gratuitas.

Sin embargo el aplauso más prolongado se produjo luego que ella dijera, contra las medidas de fuerza de los maestros en años anteriores, que "no hay peor día de clase que el que no se da" y pidió que "las escuelas públicas estén abiertas todos los días".

Sin embargo, la Presidenta no se privó de criticar algunas notas periodísticas e ironizó contra algunos comentarios de especialistas en energía, a quienes identificó como participantes del un gobierno de la década de 1980 en el que "faltó la energía, pese a que tampoco hubo crecimiento en la economía".

La Presidenta no aludió a la inflación, ni al nuevo índice que instrumentará el INDEC.

Fuente: DyN

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