NEUQUÉN (AN).- El padre de los chicos que murieron incinerados en su humilde casilla del barrio Bella Vista, declaró ayer por la tarde ante el juez de Instrucción Marcelo Muñoz y negó tener responsabilidad en el hecho. Sin embargo, seguirá preso pues hay elementos que lo comprometen.
Daniel González, de 41 años, estaba separado y tiene muchos antecedentes de violencia familiar: es el principal sospechoso del salvaje atentado contra su propia familia.
Los chiquitos Jonathan y Oscar, de ocho y cinco años, murieron calcinados luego que alguien rociara con un combustible y prendiera fuego la humilde casilla en la que vivían con su mamá, Victorina Pérez, de 30 años. La mujer con su bebé en brazos y el mayor de los cuatro hermanitos -que también se llama Daniel- alcanzaron a salir. Pero nada pudieron hacer Jonathan y Oscar. Daniel recibió quemaduras en la cara, el torso, una de sus manos y el brazo. El chico está bajo tratamiento médico y con asistencia psicológica.
En asistencia de la familia están trabajando la Secretaría de Derechos Humanos de la comuna y el Ministerio de Desarrollo Social de la provincia, quienes colaboraron en la asistencia de Victorina, que está viviendo en la casa de un familiar. Ella pide un techo para sus hijos. Llegó a Bella Vista escapando de la violencia a la que era sometida.
"Sabíamos del caso de violencia familiar desde hace 45 días. Estábamos trabajando con este caso pero ante una ataque intencional, de noche, no podíamos hacer nada", afirmó ayer el ministro de Desarrollo Social, Wálter Jonsson.