Viernes 29 de Febrero de 2008 Edicion impresa pag. 04 > Nacionales
Los puntos oscuros de la compraventa de YPF
¿Los fondos de Santa Cruz en el exterior están detrás de la operación? Coincidencias sugestivas en este informe

ALEARDO F. LARÍA

La operación de compraventa de las acciones de YPF entre Repsol y el Grupo Petersen presenta numerosos puntos oscuros. Puntos oscuros no quiere decir más que eso. Cuestiones que por su oscuridad, merecen una explicación. En primer lugar de los compradores y subsidiariamente, por la singular trascendencia de la operación, del propio gobierno argentino. Alguno de los interrogantes de la operación son meramente financieros. Pero otros tienen que ver directamente con el futuro energético de Argentina.

 

Interrogantes financieros

 

En relación con la operación de compraventa, cabe en primer lugar hacer una apreciación comparativa. El valor de capitalización bursátil de Repsol es de 27.787 millones de euros (1.221.000 acciones a 22,50 euros cada una). YPF (con un capital nominal dividido en 393 millones de acciones) ha sido valorada en el contrato de compraventa en 15.000 millones de dólares. El precio de la acción de Repsol YPF SA en la bolsa de Nueva York es de 34 dólares. El precio pagado por las acciones de YPF, según los términos del contrato es de 38,137 dólares. ¿Un inversor inteligente, compraría acciones de la filial si puede optar por comprar acciones de la matriz? La pregunta encierra una trampa, porque la respuesta depende de la financiación. No es lo mismo comprar cash en la bolsa de Nueva York que comprar acciones de YPF para pagarlas en cómodas cuotas semestrales a lo largo de 10 años. Pero sirve para alimentar una suspicacia lógica.

Desde la perspectiva financiera, siempre se compara el precio de retorno del capital invertido con el costo de las inversiones financieras necesarias. En esta operación la tasa de retorno de YPF -calculada según el último dividendo pagado- es del 6% mientras los intereses comprometidos con los bancos internacionales en el préstamo recibido por Petersen es del 8,65%. Una ecuación que financieramente no cierra.

Petersen Energía SA, la sociedad española que aparece suscribiendo la compra del 14,9 % de las acciones de YPF, y que se compromete a abonar créditos por 2.033 millones de dólares tiene un capital suscripto de 60.102 euros y desembolsado de 15.025,50 euros. Un capital irrisorio com

parado con el volumen de compromisos financieros contraídos. Los bancos internacionales, naturalmente, obtienen la garantía de Repsol en cumplimiento de todos los pagos. Pero entonces, cabe preguntarse: ¿los bancos le prestan a Petersen o le prestan realmente a Repsol?

El origen de los fondos

 

Otra cuestión que debería ser aclarada es el motivo por el cual se utiliza una sociedad australiana -Petersen Energía Pty Ltd-, que es a su vez la accionista única de la sociedad instrumental española -Petersen Energía SA-. Conectado con este tema es la determinación de la inversión real que hace el Grupo Petersen. Si atendemos a los compromisos financieros contraídos, Petersen Energía SA tiene que pagar un total de 2.033 millones de dólares hasta el 21 de febrero de 2018, fecha del "maturity date"(vencimiento) del préstamo de Repsol (vendor's loan). De ese total, 1.018 millones de dólares se deben a los bancos internacionales y 1.015 a Repsol. Esto supone unas amortizaciones de capital de unos 200 millones al año. Pero por el otro lado recibiría unos 200 millones de dólares anuales en concepto de utilidades de YPF (si se repitiera el reparto de beneficios del 2006). Es decir que pagaría con el importe de las utilidades de YPF el principal de los créditos obtenidos (sin computar intereses). Si aplicamos las matemáticas financieras y consideramos que tiene que devolver 2.033 millones más intereses, a una tasa del 8,5 % y a 10 años, entonces estaríamos ante pagos anuales de unos 309 millones de dólares.

En relación con los créditos obtenidos por financiación de los bancos internacionales, es inevitable establecer una relación con los fondos transferidos al exterior por la provincia de Santa Cruz en el año 1993, durante la gestión del gobernador Néstor Kirchner. De acuerdo con la información que en su momento publicó "Río Negro" (edición del 4/2/08) se trasladaron a cuentas suizas unos 720 millones de dólares. Según esa información, la provincia de Santa Cruz tiene depositados en el Crédit Suisse la cantidad de 405 millones de dólares. Estos fondos los gestiona el Banco de Santa Cruz, agente fiduciario del gobierno de Santa Cruz, según el decreto provincial 1222/06. El Banco de Santa Cruz está controlado por el Grupo Eskenazi, a través del Banco San Juan, titular del 51% de las acciones del Banco de Santa Cruz.

Ahora bien. El banco que asume la mayor responsabilidad en el préstamo a Petersen Energía SA es el Crédit Suisse, que le facilita 601 millones de dólares. El Crédit Suisse es también el agente crediticio que gestiona todos los préstamos del consorcio internacional de bancos. ¿Pura coincidencia, o podemos razonablemente pensar que el crédito concedido a una empresa de capital irrisorio como Petersen Energía SA está vinculado de algún modo con los fondos de la provincia de Santa Cruz depositados en el Crédit Suisse?

 

La trascendencia de la cláusula de "pay out"

 

Una última reflexión cabe formular en relación con la cláusula de "pay out" establecida en el acuerdo de accionistas suscripto entre Repsol y Petersen Energía SA. Mediante esta cláusula (7.3 del referido Acuerdo) se establece la obligación de distribuir en forma de dividendos el 90% de las utilidades de la compañía. Esta cláusula supone una grave limitación a la capacidad de inversión de YPF, para favorecer el programa de pagos del accionista comprador. La trascendencia de esta disposición debe considerarse a la luz de las necesidades de inversión en materia energética que requiere Argentina y la peligrosa evolución de sus reservas comprobadas.

En Argentina se aprecia desde hace años una caída sistemática de la producción y las reservas de gas y petróleo. La última previsión establece reservas de gas para 10 años y de petróleo para 9

años. El nivel de reservas está directamente vinculado con la tasa de inversión y el esfuerzo exploratorio de las empresas privadas. En 1989, los pozos de exploración, en relación con los de explotación, representaban el 12,1% (98 pozos). En 2004 habían descendido al 3,1% del total (34 pozos). Según algunas previsiones, Argentina volverá a ser importador neto de crudo en dos o tres años.

El diario "La Nación" (edición del 12/05/06) hacía el siguiente comentario acerca de la -en ese entonces hipotética- venta de las acciones de YPF: "Hay una sospecha que puede resultar incómoda y que nunca se dirá en la Argentina, pero que transmiten, siempre en voz baja, ejecutivos de los mercados financiero y petrolero: para el accionista, dado el grado de incertidumbre imperante en el país y la región, el elevado nivel de retenciones a las exportaciones y la madurez de los yacimientos, desprenderse de parte de sus activos en la Argentina es una noticia positiva. Es lo que los accionistas llaman "bajar el riesgo argentino". Esta sospecha ha quedado confirmada por los argumentos que la propia Repsol brindó -a través de su presidente Antonio Brufau- para justificar la operación con el Grupo Petersen. En primer lugar, dijo que "Repsol equilibra el peso de Latinoamérica en su balance" ya que "esta fórmula contribuirá significativamente a una mayor diversificación de la cartera de activos del grupo". En segundo lugar reconocía, diplomáticamente, los méritos de Eskenazi como lobbista: "Con esta operación Repsol incorpora a un socio de prestigio y con experiencia en la gestión de compañías con altos requisitos reguladores en Argentina".

Se atribuyen al ex presidente Néstor Kirchner las siguientes expresiones pronunciadas frente al atril de la Casa Rosada: "Sabemos el genocidio que pasó nuestra industria petrolera, la increíble privatización (...). Si YPF hubiera quedado en manos nuestras estaríamos recaudando (...) entre 20 y 25 y hasta 30.000 millones de dólares por año". Probablemente olvidaba -o su inconsciente deseaba olvidar- el rol protagónico que como presidente de la Organización Federal de Estados Productores de Hidrocarburos (Ofephi) tuvo en el proceso de privatización de YPF. La provincia de Santa Cruz recibió como compensación por aquella privatización un reconocimiento de deuda en concepto de "regalías mal liquidadas" de 608,9 millones de dólares. Ese es el origen de los fondos que la provincia de Santa Cruz luego transfirió al exterior. Sería un escándalo que ese dinero público estuviera ahora avalando la compra de acciones de YPF por un grupo privado y financiando la diversificación de las inversiones de Repsol en otras áreas.

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