El ratificado ministro de Economía, Martín Lousteau, y sus más estrechos colaboradores eligieron ayer el silencio absoluto luego del pico de tensión que se produjo en las últimas horas como consecuencia de las discrepancias que mantiene el jefe de la cartera con el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, acerca del manejo de la política de precios.
El gobierno intentó ayer desacreditar las versiones de alejamiento del ministro y mostrar plena unidad en el manejo de la política económica al convocar a ambos funcionarios a la reunión con representantes de colegios privados que se desarrolló en la Casa de Gobierno y en la que se acordó una suba de programada de las cuotas.
De esta forma Lousteau y Moreno aparecieron juntos durante el encuentro pero el ministro no participó de la conferencia de prensa posterior, en la que sí estuvo el secretario de Comercio Interior.
"No pasa nada, es todo un delirio, un disparate", dijo el miércoles por la noche Alberto Fernández cuando se le preguntó sobre la presunta intención de Lousteau de alejarse en discordancia con la intención de modificar la medición de precios.
Su antecesor en el Palacio de Hacienda, Miguel Peirano, se habría ido por los mismos motivos, aunque oficialmente se dijo que la renuncia se produjo por "cuestiones familiares".
El clima en el Ministerio de Economía fue más distendido, aunque la actividad, como viene ocurriendo en las últimas semanas, menos intensa.
Ni siquiera hubo -como sucede todos los jueves desde que comenzó el año- reuniones con representantes de las distintas cadenas de valor de la actividad productiva.
Ese dato sorprendió a los periodistas que cubren habitualmente la actividad del Palacio de Hacienda, ya que todos los jueves Lousteau se reunía, junto con su secretario de Industria, Fernando Fraguío, con diversos sectores industriales para analizar su situación.
Las versiones que circularon en las últimas horas en el Palacio de Hacienda daban cuenta de que Lousteau no sólo había tenido enfrentamientos con Moreno, por la instrumentación del nuevo índice de precios al consumidor (IPC) y el funcionamiento del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), sino que también mencionaban una discusión con el secretario de Hacienda, Juan Carlos Pezoa, un hombre de confianza de Alberto Fernández.
La reunión del miércoles entre la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, Alberto Fernández y Lousteau habría servido, según mencionaban en Economía, no sólo para analizar el nuevo IPC y escuchar los cuestionamientos del titular del Palacio de Hacienda, sino también para tranquilizar el clima en la cartera económica.
El nuevo método para medir la inflación podría difundirse dentro de 15 días, pero "nunca la semana que viene".
Lousteau habría señalado ayer respecto del nuevo índice que "lo ideal es que la nueva medición termine con la polémica y no deje margen para las dudas, pero lamentablemente no esto lo que ocurrirá" con el método que impulsa el cuestionado Moreno. (DyN)