NUEVA YORK/LA HABANA (DPA) - Menos de una semana después de que Raúl Castro asumiera la presidencia de Cuba, el gobierno de la isla dio a conocer su primera medida y firmó ayer dos acuerdos internacionales sobre derechos humanos de las Naciones Unidas, a los que se oponía su hermano y antecesor Fidel Castro.
Cuba se adhirió al Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos y al Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.
El ministro del Exterior cubano, Felipe Pérez Roque, señaló tras la ceremonia en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York que la firma de estos documentos no representa ninguna modificación en la posición de Cuba. "El acto de firmar ambos pactos responde a una decisión soberana del gobierno cubano", aseguró Pérez Roque. "Cuba nunca actuó ni actuará bajo presión", manifestó, y consideró que Estados Unidos ya no puede acusar a Cuba de abusos a los derechos humanos.
Pérez Roque instó a Estados Unidos a levantar incondicionalmente el bloqueo económico que mantiene hace décadas contra la isla, y dijo que la Cuba liderada por Raúl Castro le garantiza a su pueblo todos los derechos contenidos en los pactos.
En tanto, la disidencia cubana calificó de "alentadora" la firma por parte del gobierno de la isla de dos pactos de derechos humanos, pero exigió que éste también los "ratifique" y libere "inmediatamente" a los presos políticos que, afirmó, fueron encarcelados "por ejercer los derechos hoy firmados".
"Es algo positivo en sentido general, durante décadas, el movimiento de derechos humanos en Cuba y la comunidad internacional estuvo exhortando al gobierno cubano a que firmara los pactos", recordó el portavoz de la ilegal pero tolerada Comisión Cubana de Derechos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), Elizardo Sánchez Santa Cruz. Sin embargo, señaló que "lo más importante" ahora es que el gobierno "ratifique los pactos rápidamente, teniendo en cuenta que llevan 30 años en vigor".
En tanto, el presidente estadounidense, George W. Bush, insistió en que no negociará con el nuevo gobierno cubano y que, para que exista un acercamiento, debe cumplir con sus principales exigencias: liberar a los "presos políticos" y convocar elecciones democráticas.
En ese caso, incluso estaría dispuesto a sentarse en la misma mesa con Raúl Castro.
"No estoy sugiriendo que no haya nunca un momento para hablar, pero estoy sugiriendo que ahora no es el momento ", afirmó Bush .
Para el mandatario estadounidense, el relevo de Raúl por Fidel Castro es irrelevante. "(Raúl) no es más que la extensión de lo que hizo su hermano, que fue arruinar una isla y encarcelar a la gente por sus creencias", señaló. Para Bush, sentarse junto a "un tirano como Raúl Castro" es "contraproducente" y "helador", y hacerse una foto con él le otorgaría legitimidad. "Él dirá: 'Mírenme. Ahora soy reconocido por el presidente de Estados Unidos'". Bush insistió en que tomó "la decisión opuesta": "Decir al pueblo cubano: 'Estamos con ustedes, no nos sentaremos con sus líderes que encarcelan a su gente".