NEUQUÉN (AN) - La construcción de Chihuido I y II será financiado con créditos de organismos internacionales, según el esquema que diseñan en el gobierno nacional. Una vez levantados, los complejos podrán ser manejados por una o dos empresas que tienen ahora en sus manos la operación de alguna central en la zona.
El proyecto original fue reformulado para que la localidad neuquina de Bajada del Agrio no quede bajo el agua puesto que uno de los embalses avanza sobre el cauce del río Agrio.
Chihuido I y Chihuido II se llaman las presas que la ex estatal Agua y Energía diseñó para el río Neuquén.
Cuando se disolvió esa empresa, los proyectos fueron reflotados por empresas constructoras que buscaban quedarse con el aporte de dinero que había comprometido el Estado nacional para prevenir los efectos de una crecida máxima probable del río Neuquén sobre las obras hídricas
ya levantadas. Los gobiernos neuquinos de Felipe Sapag y Jorge Sobisch aceptaron las propuestas de esas empresas, que venían de la mano de otros atractivos ligados a la irrigación y la actividad agrícola, y comenzaron a reclamar los aportes nacionales comprometidos.
Duke Energy, concesionaria de Cerros Colorados, el único complejo hidroeléctrico que tiene el río Neuquén, reclamaba que ese dinero, si era liberado por Nación, se destinara a las obras existentes, puesto que según opinión especializada, era posible elevar la cota de Portezuelo Grande y así prevenir una crecida.
Por el grave episodio de 2006, cuando el agua estuvo a punto de pasar por encima de Portezuelo Grande, se recalculó esa crecida máxima probable y llegaron a la conclusión de que sería muy superior a la prevista hasta ahora: de 20.000 metros cúbicos por segundo contra los 14.000 estimados antes.
Los técnicos de la Autoridad de Cuencas (AIC) calcularon que, a pesar de estos nuevos máximos, los embalses de los Chihuido son suficientes para retener semejante cantidad de agua.
Descartadas las propuestas privadas, la administración neuquina de Jorge Sapag y el gobierno nacional acordaron que estas dos obras se realizarán porque disipan el peligro de una catástrofe en Neuquén y las ciudades del Alto Valle rionegrino, y porque el país necesita electricidad que no use gas como insumo.
Trascendió que el financiamiento provendrá del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), pero no se conocen detalles. El anuncio lo hará mañana Sapag en su discurso de apertura de las sesiones ordinarias. La idea del gobierno nacional es darle la operación de estas nuevas presas a empresas con experiencia, como el concesionario de algunas de las presas del Comahue. No son muchas: el grupo nacional Miguens-Bemberg (Piedra del Águila), la estadounidense AES (Alicura), la española Endesa (El Chocón), la brasileña Petrobras (Pichi Picún Leufú) o la también estadounidense Duke Energy (Cerros Colorados).